Se alimenta de semillas, raíces y frutas. Es un animalito de costumbres y en su territorio o "rango de hogar" de 2 a 3 Ha, tiene senderos que recorre regularmente, así como sitios establecidos para alimentarse y reposar. Aunque es solitario a veces forma parejas o pequeños grupos familiares. Sus hábitos son básicamente diurnos.
Como dice el profesor Eustorgio Méndez, su naturaleza "es tímida y nerviosa; al verse sorprendido queda inmóvil de inmediato, pero reacciona emprendiendo una rápida carrera y lanzando un chillido estridente".
Chillido que por cierto se escucha como un "ñék" alargado y fuerte: de ahí su nombre más usado en Panamá. "Cuinco" o "machango" también le llaman en el interior. "Guatusa" le dicen en partes de América Central.
En los bosques (que quedan) poco alterados, de áreas bajas y de ambas vertientes de Panamá, el ñeque es el mamífero terrestre más común. Y en sitios urbanos bien arbolados, habitados por un Homo sapiens que los respete, los ñeques han demostrado poder persistir.
Con la reversión de tierras e infraestructura de la antigua Zona del Canal, también revirtió una buena variedad de fauna y flora. De que los ñeques son vivarachos lo son, y se las han ingeniado para sobrevivir desde años atrás. Pero no es que sean indestructibles. Algunos perros -y a veces los gatos- los persiguen y matan; los autos los atropellan, y uno que otro dizque cristiano los caza.
Si la educación y las buenas costumbres hacia las especies distintas a la nuestra, nos llevan a asumir la presencia de la vida silvestre como un valor -como algo único, peculiar y atractivo de los alrededores de esta ciudad-, entonces el ñeque, los venados, los armadillos y demás, sobrevivirán entre nosotros. De lo contrario no.