Raideep Lal está en su elemento. Vestido con jeans y camiseta, imparte instrucciones en inglés a sus ingenieros, que trabajan en la fundación de la fachada del proyecto.
"Hay mucho trabajo hoy", dice Lal. "Y mucho polvo". Después de cruzar unas últimas palabras con el capataz, se sube a su Land Rover, para dirigirse a otro sector del terreno donde avanza la primera fase residencial de la obra.
Aquí, incrustado en las montañas de Jaramillo, 12 kilómetros al sureste de Boquete, Lal y su esposa Colleen construyen uno de los proyectos residenciales más ambiciosos de Chiriquí: "Cielo Paraíso".
El matrimonio canadiense llegó a Boquete después de recorrer varios países de Centroamérica y el Caribe, con la intención de encontrar un lugar privilegiado para construir la casa de sus sueños. Después de tres años, no solamente encontraron el lugar perfecto para construir una vivienda, sino 200.
Destino: Boquete
La fuerte brisa sacude los pinos que acordilleran las más de 350 hectáreas de terreno de Cielo Paraíso, por donde corre un canal de agua cristalina que nace de la cordillera de Talamanca. En la distancia se divisa el volcán Barú, los islotes del océano Pacífico, y la cordillera de Jaramillo al norte.
Lal, antes socio de la empresa Metro Label Company Ltd. en Canadá, invertirá más de 35 millones de dólares para convertir las faldas de Jaramillo en la próxima meca residencial y de golf en tierras altas. Con 200 viviendas de lujo, un hotel boutique de 72 habitaciones y la única cancha de golf de 18 hoyos en Chiriquí, Cielo Paraíso se une a la creciente lista de proyectos residenciales panameños que buscan captar el explosivo mercado de baby boomers norteamericano. Solo en Estados Unidos, 4 millones de personas se sumarán cada año durante la próxima década a la lista de jubilados que busca sitios para retirarse y comprar una segunda vivienda.
La primera fase del proyecto ha sido vendida en un 30%, principalmente a estadounidenses y europeos, como también a un puñado de empresarios panameños.
A toda máquina
Lal tiene un cronograma ambicioso. Las casas, cancha de golf y el hotel deben estar construidas en menos de 2 años.
Colleen y él quieren celebrar su cena de Navidad en el hotel en 2007, por lo que unos 150 trabajadores, entre contratistas y subcontratistas, se movilizan frenéticamente entre pequeñas calles de gravilla construidas especialmente para conectar las tres fases del proyecto.
La fase residencial contempla lotes que oscilan entre 3 mil y 9 mil 600 metros cuadrados, con precios entre 38 y 58 dólares el metro. La inversión total en la construcción de las residencias probablemente supere los 200 millones de dólares.
Todos los sistemas de telefonía y energía son subterráneos. Para suplir los adoquines especiales que Lal necesita para construir las calles, el empresario compró una pequeña empresa en Algarrobos dedicada a la fabricación de bloques y traerá especialistas extranjeros que enseñen a los artesanos locales las últimas técnicas en la fabricación de los materiales.
Cancha para campeones
Uno de los principales atractivos del Cielo Paraíso sin duda será su cancha de golf de campeonato, diseñada por J. Michael Poellot, responsable de más de 300 campos de golf desde Japón hasta Brasil.
"El propio Poellot aseguró que este será uno de los mejores campos para jugar golf en América", dice Joerg Senne, gerente de mercadeo del proyecto, una adquisición de Lal del Caesar Park.
El pasto especial fue traído desde Augusta, Georgia– la sede oficial del Masters Tournament– en contenedores refrigerados. La suscripción anual para asociarse al club: 45 mil dólares. Claro, para los residentes de Cielo Paraíso, la suscripción está incluida en la compra del lote. Solo hay una tarifa de membresía de 500 dólares mensuales, además de una cuota de mantenimiento de 150 dólares.
Los esposos Lal no quieren correr riesgo con el agua: calculan que el mantenimiento del proyecto consumirá entre 1.5 millón y 2 millones de galones diarios. Para abastecer el líquido, se importaron dos gigantescos tanques negros equipados con sistemas especiales para purificar y potabilizar el agua y generar energía eléctrica.
"Mi vida está aquí y he puesto toda mi experiencia en este sueño", comenta Lal, mientras señala el lugar donde se construirá el Inn, la única parte del proyecto que será financiada con un préstamo.
Con un impacto ambiental mínimo según los promotores, prevalecen los bosques y el avistamiento de 92 especies de aves exóticas. "La naturaleza es nuestra mejor oferta", dice Senne.







