En 1995 Carlos tenía 20 años y estaba "locamente enamorado" de la "Chola", como le decían a Amparo Morales Martínez. Severino Valdés Tenorio, un amigo, le había dicho a Carlos que era necesario darle un susto a Amparo, porque ambos sabían que lo estaba traicionando con el "ingeniero". Severino y Carlos se conocían desde hacía tres años, cuando ambos estudiaban en el Instituto Istmeño.
Corría el mes de septiembre.
Casi dos años después, el 28 de agosto de 1997, el Segundo Tribunal Superior del Primer Distrito Judicial dictaba sentencia contra ambos. "La conducta reprochable consiste en la acción llevada a cabo con premeditación, intención, voluntad"... se estableció en la tipificación delictiva de la sentencia del tribunal. "El hecho punible fue llevado a cabo por motivos fútiles y medios de ejecución atroces", añadió la sentencia.
Carlos y Severino habían matado a la Chola la noche del miércoles 20 de septiembre de 1995. Los planes para asustarla se salieron de control.
Una cita en el Tuira Carlos y Amparo se conocieron en un curso de computadoras en el Instituto Tecnológico de Computación (INTEC), ubicado en El Cangrejo.
Allí empezó una relación sentimental que ya llevaba dos años. Carlos, según consta en los expedientes, le había prestado a Amparo más de 900 dólares y había planeado con Severino darle un escarmiento, un "daño pequeño", porque sabían que Amparo estaba saliendo con José Marcos González, el "ingeniero".
El martes 19 de septiembre de 1995, Carlos llamó a Amparo y le dijo que pasara por su casa al día siguiente. Entre las 7:30 y las 8 de la noche del miércoles 20 de septiembre, Amparo llegó al apartamento número 14-14 de la sección "B" del edificio Tuira, en Tumba Muerto, en donde vivía Carlos con sus padres. Severino estaba allí, escondido en la habitación de Carlos.
Una vez adentro, Carlos y Amparo se sentaron en un sillón chocolate que había en la sala. Comenzaron a acariciarse y llegaron a tener relaciones sexuales. Severino, mientras tanto, se había quedado en la habitación.
Cuando terminaron, Carlos empezó a reclamarle a Amparo el dinero que él le había prestado y que, al parecer, Amparo se había gastado en un hotel en compañía del ingeniero González. "Me puse bravo y comenzamos a discutir, luego a manotearnos, luego le di un golpe en la cara, ella cayó en el sillón", contó después Carlos a las autoridades. Pronto estaba él encima de Amparo sujetándole las piernas y los brazos para que no se pudiera mover.
En ese momento, Severino salió de donde estaba escondido y comenzó nuevamente el forcejeo. Severino le tomó la cabeza por detrás y comenzó a doblarle el cuello de izquierda a derecha; Amparo comenzó a sangrar por la nariz. "En eso escuché cuando le traqueó el cuello a Chola", declaró Carlos. "Ya traqueó", dijo Severino al percatarse del sonido.
Amparo había muerto.
Carlos corrió hacia su cuarto y tomó un cuchillo con mango de madera que tenía sobre la cómoda. Regresó a donde estaba Severino -todavía sujetando a Amparo- y le propinó al cuerpo varias puñaladas.
Eran alrededor de las 9:45 de la noche y los padres de Carlos estaban por llegar, así que decidieron trasladar el cuerpo al cuarto de Carlos y colocarlo debajo de su cama. Severino se fue para su casa, no sin antes limpiar con Carlos el sillón chocolate de la sala en donde habían matado a Amparo, así como el piso y las paredes del apartamento.
"Pelando una naranja" Al mediodía de ese miércoles 20 de septiembre, la madre de Carlos lo había llamado para decirle que llegaría un poco tarde a casa. Poco después de las 10 de la noche, los padres llegaron al apartamento. Encontraron a Carlos lavándose la mano derecha en el lavamanos, porque estaba sangrando, y Carlos Fuentes Lay, el padre, notó que había sangre en el sillón de la sala y en algunas de las paredes del apartamento. "¿Qué pasó aquí?", preguntó Fuentes Lay. Carlos respondió que se había cortado con un cuchillo pelando una naranja, "cuestión que me asombró porque realmente no podía ser", dijo Fuente Lay en las declaraciones.
Las dudas, sin embargo, no pasaron de allí. Los padres habían traído comida de la calle y Carlos comió tranquilamente. Luego todos se fueron a dormir. Carlos se acostó en el piso, al lado del cadáver y en posición fetal, y así pasó toda la noche. Al día siguiente los padres se levantaron temprano y salieron a trabajar, como todos los días.
Como a las 8 de la mañana del jueves 21 de septiembre, Carlos llamó a Severino y le pidió que fuera a su apartamento. "Vamos a tener que cortar el cuerpo", le dijo Carlos a su amigo apenas llegó. Eran las 9 de la mañana.
Fueron hacia el cuarto, sacaron el cuerpo de Amparo y lo cargaron hasta el baño. Severino no sabía por dónde empezar; Carlos tampoco, pero alcanzó un machete y se lo entregó a Severino, quien empezó a cortar los brazos. El cuerpo de Amparo estaba boca abajo.
Al ver que las piezas comenzaban a botar sangre, Carlos puso a calentar agua y le echó sal. A medida que Severino hacía su parte, Carlos tomaba las piezas, las envolvía en papel periódico y las llevaba hasta la cocina para introducirlas en la olla que estaba sobre la estufa. Con ello detuvieron el sangrado.
El cuerpo descuartizado de Amparo fue depositado en tres bolsas dobles, "para que no se rompiera": una para el tronco, otra para el abdomen y la parte alta de las piernas, y otra con la cabeza, los brazos y la parte baja de las piernas. Eran aproximadamente las 3 de la tarde.
En Cerro Patacón A la 1:30 de la tarde del viernes 22 de septiembre de 1995, un transportista de desechos trabajaba en el relleno sanitario de Cerro Patacón cuando llamó su atención un bulto cubierto con cartón. Decidió descubrirlo y encontró los restos de un cadáver. Se trataba del abdomen y los muslos de Amparo.
Tres horas más tarde, a las 4:30 de la tarde, el personero municipal de Ancón llegó a Cerro Patacón y levantó el cadáver. A las 10 de la noche del mismo día se encontró, a unos 15 metros del primer hallazgo, la parte del tronco.
Dos de las tres bolsas en donde habían depositado los restos de Amparo habían llegado al relleno sanitario luego de que éstas fueran puestas en un basurero pequeño, redondo, cercano a la escuela primaria República de Japón, en La Locería, el jueves 21 de septiembre de 1995. Carlos y Severino habían contratado los servicios del taxi 558, unidad 15, de la piquera de Plaza Carolina, conducido por Rony Aparicio, para transportar las partes mutiladas.
Cuando el taxista llegó al patio del edificio Tuira, Carlos le pidió que subiera a su apartamento para que viera lo que iban a transportar. Cuando Aparicio vio los bultos, pidió que lo dejaran pensarlo. "He transportado drogas, pero nunca un muerto", dijo Aparicio. Pasaron cinco minutos y Aparicio aceptó. Bajó otra vez al patio a esperar a Severino y a Carlos.
Aparicio cobró 15 dólares por el servicio. Pocas horas después de depositar las tres bolsas con el cuerpo de Amparo en el tinaco de La Locería, pasó el camión recolector de basura, vació el basurero donde habían tirado los restos y los transportó, sin saberlo, al vertedero de la ciudad.
Amparo no aparece El viernes 22 de septiembre de 1995, Jaime Carlos González Martínez, hermano de Amparo, fue a la Policía Técnica Judicial a informar sobre la desaparición de su hermana. Según contó Amparo Martínez Figueroa de Morales, su hija Amparo había salido el miércoles, 20 de septiembre, a eso de las 2 de la tarde, para el INTEC, y desde entonces no habían sabido nada de ella. Esa tarde salió vestida con un pantalón largo color negro, un suéter color rojo y unos zapatos del mismo color.
Cuando la Dirección de Información e Investigación Policial (DIIP) comenzó las investigaciones y supo de la denuncia, contactó a la familia de Amparo para recabar más datos. Fue entonces cuando la mamá de Amparo dijo que su hija tenía un lunar que parecía una mancha en la espalda, así como una "especie de quemada" en el muslo derecho y una pequeña protuberancia redonda en el mismo lado.
A José Félix Morales, otro hermano de Amparo, le tocó identificar el cadáver. También había ido a la morgue del hospital Santo Tomás la madre, Amparo de Morales, junto con otros familiares y amigos. Carlos Manuel Fuentes Ortega estaba entre el grupo. Era la mañana del lunes 25 de septiembre de 1995.
Ese mismo día, pero más temprano, las autoridades habían tomado declaraciones a José Marcos González, el "ingeniero", quien había informado de las amenazas que Carlos le había hecho a Amparo si ella no mantenía relaciones sexuales con él. En la morgue, los investigadores se percataron de la herida en la mano derecha de Carlos y notaron que sus zapatillas estaban manchadas de sangre. Había limpiado toda la casa, pero se le había "escapado" ese detalle.
Cinco días después del asesinato, Carlos confesó el crimen. Severino Valdés Tenorio también fue capturado ese lunes 25 de septiembre en su residencia en Pan de Azúcar, así como el taxista de la unidad 15 de Plaza Carolina, Rony Aparicio.
Amparo fue reconocida por el lunar que tenía en la espalda. El médico forense que atendió el caso, José Vicente Pachar, le encontró un quiste en el ovario, pero no pudo determinar la causa de muerte. "Los elementos examinados son insuficientes para establecer con certeza la causa de la muerte", dijo Pachar en 1995.
Las autoridades regresaron al vertedero de basura el sábado 30 de septiembre y el domingo 1 de octubre, en un último intento para recuperar el resto del cadáver. Con la ayuda del personal de la Dirección de Aseo se movieron 250 mil toneladas de basura hasta una profundidad de dos metros, sin resultado alguno.
Pachar ya había establecido en su informe que la causa del fallecimiento podría encontrarse precisamente en las partes que nunca aparecieron: la cabeza, el cuello, los brazos, parte de las vísceras abdominales, en las piernas o los pies.
Carlos Manuel Fuentes Ortega fue detenido el 2 de octubre de 1995. Cumple su pena de 20 años de prisión en el Centro Penitenciario El Renacer, y saldrá libre el 2 de octubre de 2015.
Severino Valdés Tenorio está recluido en la isla penal de Coiba. Fue detenido el mismo día que Carlos Fuentes y obtendrá su libertad el 2 de octubre de 2015.
El Segundo Tribunal Superior del Primer Distrito Judicial desistió del proceso contra Rony Aparicio por encubrimiento, y no está detenido en ninguna cárcel del sistema penitenciario de Panamá.
Los procesados
Carlos Manuel Fuentes Ortega
Fecha de nacimiento: 30 de diciembre de 1974. Escolaridad: I año de Derecho. Cargo: Homicidio doloso calificado. Condena: 20 años de prisión. Saldrá libre el 2 de octubre de 2015.
Severino Valdés Tenorio
Fecha de nacimiento: 22 de agosto de 1976. Escolaridad: V de secundaria. Cargo: Homicidio doloso calificado. Condena: 20 años de prisión. Saldrá libre el 2 de octubre de 2015.
Amparo Morales Martínez
Fecha de nacimiento: 12 de marzo de 1973. Fecha de defunción: 20 de septiembre de 1995. Causa de muerte: Indeterminada.
