A Pat Alvarado siempre le ha interesado la historia y en particular los eventos que han transformado el planeta. Por eso quiso contarle a los niños la construcción del primer ferrocarril intercontinental de Panamá con El collar de hierro (Piggy Press).
“Ya que he escrito un relato sobre el SS Ancón y la apertura del Canal de Panamá, me tocaba escribir sobre el ferrocarril, ¿verdad? Me encantan los trenes y viajo en ellos porque puedo apreciar el paisaje de cerca”, dice quien fuera profesora de estudios sociales e idiomas.
Ha viajado en tren por Marruecos, España, Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña, Canadá, Estados Unidos y México, pero el ferrocarril de Panamá es especial, pues “aquí vivo y desde mi patio lo escucho, avisándome con puntualidad la hora del día con sus silbatos”.
Su libro se lo dedica a su sobrino Clayton, quien ahora tiene cinco años y el que inspiró El collar de hierro.
Clayton, que reside en Houma, Luisiana (EU), es “un aficionado de los trenes y tiene una colección extensa de máquinas y furgones”.
En marzo de 2008, Alvarado estaba en Luisiana visitando a su hermana (la abuela de Clayton).
El chico estaba “con su equipo de vías férreas montadas en la sala. Tenía apenas tres años, pero sabía todos los nombres de ellos y para qué se utilizaban. Me quedé impresionada. Luego fuimos todos a una librería porque quería regalarle un libro sobre trenes. Había bastantes, pero nada sobre el ferrocarril de Panamá”.
Para escribir su obra, primero buscó lo que existía sobre el ferrocarril de Panamá en internet. Después consultó libros escritos por los estadounidenses Robert Tomes y Joseph L. Schott.
Como docente sabe que la Historia no le apetece a muchos chicos, por lo que no se sorprende que el ferrocarril no sea un tema habitual de las tramas infantiles.
“Quizás porque no pueden identificarse con lo que pasó o quizás por la manera que está escrita la Historia. Hay que inculcar el deseo de saber sobre nuestros antepasados, sobre sus frustraciones, sus obstáculos, sus logros, sus actitudes. Y la única manera de hacer esto es leer sobre ellos”, plantea.
El devenir del ferrocarril de Panamá conlleva consigo todo esto. “Si queremos que los panameños del futuro sepan algo de su historia, una historia infantil es una manera de cumplir esa tarea. No es fácil, pero puede ser muy divertido”.
El collar de hierro lo hizo a través de su editorial Piggy Press, fundada en el 2001.
La bautizó con ese nombre porque su apodo cuando niña era Petunia. “Mis hermanos me molestaban diciéndome que era Petunia Pig, la novia de Porky Pig. Eso me daba tanta rabia entonces, pero cuando buscaba un nombre para mi empresa, quería algo alegre, y pensé en aquel apodo, y en lugar de ponerme brava, sonreí”.

