Tamara Del Moral • tdelmoral@prensa.com
Uno de los aspectos a considerar sobre los tratamientos con medicinas biológicas es el de las implicaciones para los pacientes. Hoy día, enfermedades como cáncer, artritis reumatoide, Crohn, esclerosis múltiple y psoriasis son tratadas con fármacos de este tipo, desarrollados mediante la ingeniería genética.
Hay más de 900 medicinas biológicas y 400 compañías en el mundo que se dedican a su bioprocesamiento. Además, están los fármacos “biosimilares”, diseñados para ser parecidos a otro medicamento ya establecido, en términos de calidad, seguridad y eficacia.
La intercambiabilidad entre un biológico y otro, o la sustitución de un biológico por un biosimilar (generalmente por la diferencia en costos o por su indisponibilidad) es tema de debate. ¿Quién debe tomar estas decisiones, el médico tratante, el farmacéutico, el político, las aseguradoras, el paciente...? ¿Cómo deben lidiar los sistemas sanitarios públicos con los costos de estos fármacos para proveer a los pacientes de tratamientos avanzados?
Para la farmacéutica AbbVie, la información clínica disponible no es concluyente en demostrar la seguridad y eficacia de cambiar una droga biológica por una biosimilar. En una visita a las instalaciones del Instituto Nacional para la Investigación y Entrenamiento en Bioprocesamiento (NIBRT, por sus siglas en inglés), en Dublín, Irlanda, organizada por AbbVie, varios expertos hablaron con periodistas sobre estos temas.
Luisa Avedano, CEO de la Federación Europea de Asociaciones de la Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerativa (EFCCA, http://www.efcca.org), que aglutina a 33 agrupaciones de pacientes, la mayoría de ellas en Europa, expuso el tema desde la perspectiva de las personas que viven con EII, y resaltó que también trabajan en Argentina y están en conversaciones con asociaciones de pacientes de Paraguay, México y Brasil.
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa, en conjunto, se conoce como enfermedad inflamatoria intestinal (EII), una condición crónica. La enfermedad de Crohn afecta cualquier parte del sistema digestivo, mientras que la colitis ulcerativa es específica del colon y/o el recto. Dolor abdominal, diarrea, vómitos, pérdida de peso y sangrado son algunos de sus síntomas.
Avedano se refirió a encuestas realizadas por la EFCCA para obtener un panorama del impacto de la EII en los pacientes. La mayoría de los participantes manifestó que tomaba mucho tiempo obtener un diagnóstico, en promedio, un año desde la aparición de los síntomas, lo que incide en su tratamiento. El ausentismo laboral, las hospitalizaciones, visitas a salas de emergencia y la necesidad de medicación, son otras situaciones que enfrentan, además de discriminación o estrés en el trabajo debido a su enfermedad.
A los pacientes que indicaron que sí conocen los biosimilares, les preocupa su seguridad, eficacia y tolerancia. En cuanto a la intercambiabilidad, algunos la aceptan, en la medida en que sea aprobada por el médico tratante y que exista evidencia científica disponible que respalde esta decisión, pero demandan estar informados de lo que reciben. En ese sentido, planteó Avedano, se necesita mayor conocimiento, estudios y transparencia en los procesos de toma de decisiones para buscar opciones de tratamiento costo-efectivos y reducir las hospitalizaciones.
