En el cine, y muchas veces en la vida, a la estadounidense Angelina Jolie le gustan las experiencias radicales.
Como actriz prefiere, por lo general, papeles de mujeres decididas, de esas que golpean con la mirada y con el puño cerrado.
Desde Inocencia interrumpida (1999, por la que obtuvo un premio Óscar en la categoría de mejor actriz secundaria), pasando por 60 segundos (2000), sus Lara Croft (2001 y 2003), sin dejar de lado Sr. y Sra. Smith (2005) y Wanted (2008), entre otros títulos, donde Jolie encarna damas que de desvalidas y tontas nada.
Cuando se pasa a las filas de los directores escoge proyectos igualmente contundentes, de esos que despiertan pronto la aprobación o el rechazo del público por la crudeza de sus argumentos.
Jolie, la cineasta, no quiere contar historias románticas de esas que dan alergia de lo cursi que son, lo suyo son los dramas que no dejan indiferente ni siquiera al más despistado de los espectadores.
Cuando está detrás de las cámaras se arriesga con dramas bélicos, donde plantea lo que todos saben, pero que igual sigue dándose desde el principio de nuestra civilización: que las guerras son un acto irracional que causa más dolor que bien.
La que saca tiempo para además ser madre, modelo, activista social y filántropa decidió hacer su debut como realizadora con En tierra de sangre y miel (In the Land of Blood and Honey, 2011).
La trama ocurre un tiempo previo a la Guerra de Bosnia (1992-1995), cuando un policía serbio y una artista bosnia se enamoran, pero las balas, las bombas, la religión, la política, los nacionalismos y los prejuicios impiden que el amor prospere en su máximo esplendor.
El aprecio de Angelina Jolie por los filmes angustiosos y sofocantes en medio de la guerra se repite con la correcta y noble Inquebrantable, nominada a tres premios Óscar: mejor fotografía, sonido y efectos sonoros.
UN ACTO DE FE
La comprometida colaboradora del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) no abandona los disparos, los odios, la violencia y la sangre en la inspiradora y bien intencionada Inquebrantable, basada en hechos reales.
Es la historia de Louis Zamperini, cuya infancia consistió en meterse en líos con la ley y que con el apoyo de su hermano terminó siendo un destacado atleta olímpico, cuya carrera deportiva tomó un rumbo drástico con la fatídica llegada de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Zamperini (representado con credibilidad por Jack O’Connell) no solo tuvo que sobrevivir durante 47 días a la deriva en el insondable océano junto con dos amigos soldados luego de que su avión sufriera una avería, sino que después pasó los dos peores años de su existencia en las manos del Ejército japonés.
Como no hay héroe notable sin un merecido villano, por eso el otro soporte de Inquebrantable es el sádico y despreciable militar Mutsuhiro Watanabe, papel que recae en el meritorio Takamasa Ishihara, un cantante de rock japonés que tiene un futuro rutilante en la pantalla grande.
Inquebrantable es sobre el coraje y el temple del ser humano cuando tiene como propósito seguir de pie sin doblegar sus principios ni sus creencias. Es sobre cómo la paciencia, la tolerancia y el perdón son más fuertes que los peores actos de brutalidad.
EN BUSCA DEL MOMENTO
Estamos ante una muestra irónica de que los acontecimientos ocurren cuando deben y no cuando se quiere.
El guion sobre los altibajos de Zamperini da vueltas por Hollywood desde 1947, cuando el estudio Universal compró los derechos de sus memorias con el deseo de que Tony Curtis entrara en la piel de Zamperini, aunque aquello nunca prosperó.
La trama sobre la fe y la persistencia pasó de despacho en despacho en la Meca del cine hasta que en 2010 un libro de Laura Hillenbrand sobre el devenir de Zamperini se transformó en un repentino éxito en ventas en Estados Unidos. Aquella fue la señal de que la hora de trasladarlo a los cines había llegado.
Louis Zamperini, cuando fue liberado, en vez de alimentarse de odio y de venganza, prefirió la concordia como una prueba que seguía de forma fiel los lineamientos de Jesucristo, a quien le prometió que lo daría a conocer si lo ayudaba a liberarse de su cautiverio.
El deseo de olvidar quedó demostrado con creces cuando Zamperini retornó a Japón años después y visitó a sus captores para ofrecerles su perdón.
El único que no quiso hablar con él ni recibir su clemencia o su absolución fue Mutsuhiro Watanabe , apodado el Pájaro.
En 1998, en el marco de la visita de Zamperini a Tokio, un esquivo Watanabe lo más que aceptó fue ser entrevistado por un canal de televisión de su país.
Ante las cámaras, Watanabe confesó que el constante maltrato que propinó a sus prisioneros no fue una orden de sus superiores, sino que fue iniciativa propia y que la saña que le dedicó a todos los prisioneros, en particular a Zamperini, era una manera de demostrar el desprecio que sentía por sus enemigos de guerra.
Louis Zamperini falleció el 2 de julio de 2014 cuando todavía no estaba terminada Inquebrantable. Angelina Jolie no quería que su amigo marchara a otros mundos, sin que le diera su opinión de la versión fílmica que ella había realizado acerca de su admirable y sorprendente vida.
Por eso, Jolie le mostró en un hospital de Los Ángeles, donde estaba recluido el corredor olímpico, una versión no editada de la película. Al terminar la proyección, Zamperini, con ojos llorosos, sonrió de satisfacción.

