HOLLYWOOD. LA MECA DEL CINE CELEBRA EN GRANDE SU EDICIóN 77.

Todo el mundo ama a Oscar

Todo el mundo ama a Oscar
El boceto del escultor George Stanley fue seleccionado para crear la estatuilla.

Los cinéfilos del mundo están ansiosos. Mañana se realizará la entrega número 77 de los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, galardón al que de cariño se le conoce por Oscar.

Y bueno... Puede que ya la crítica especializada no le crea ni la hora a la Academia, o ya no confíen tanto en su criterio.

Pero lo que nadie puede negar es que la noche del tío Oscar aún logra paralizar al mundo. Sigue siendo el galardón más popular de la industria cinematográfica.

Y pensar que todo comenzó con una pequeña cena.

Lo que el viento se llevó

La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood fue creada en mayo de 1927.

Poco después se organizó una cena en el salón Crystal del hotel Los Angeles, para debatir formas de honrar los trabajos destacables en la industria fílmica.

Pero no se buscaba cualquier cosa. Una de las cuestiones más importantes era la creación de un trofeo, un símbolo de la excelencia, una marca de estatus.

Y claro, también se hablaba de impulsar mayores niveles de calidad en las películas producidas por la meca del cine.

En fin. Cedric Gibbons, director artístico de MGM, llevó la idea a varios artistas de Los Angeles. Ellos respondieron con sus diseños, y al final resultó seleccionada la propuesta del escultor George Stanley.

Su estatuilla tenía forma de un caballero parado sobre un rollo de película, sosteniendo una espada de las cruzadas entre sus manos.

Así nació el galardón de la Academia, y la primera ceremonia se realizó el 16 de mayo de 1929. Se celebró durante un banquete en el Salón Blossom del Hollywood Roosevelt Hotel. El boleto costó 10 dólares y asistieron 250 personas. Antes todo era distinto.

PERDIDOS EN EL ESPACIO

No, si no había ni suspenso, ni la gente se ponía nerviosa.

Cuando todo comenzó los nombres de los ganadores se sabían antes de llegar al banquete. La maravilla del sobre sellado y las lágrimas de emoción llegaron en el año de 1941.

Vaya, ahora no piense que los premios pasaban desapercibidos. ¡Estamos hablando de las estrellas de Hollywood! Pero lo cierto es que no se vivía la fiebre de hoy.

Imagínese. La primera entrega ni siquiera fue transmitida. Pero ya en la segunda la cosa cambió, y una emisora de radio de la ciudad de Los Angeles cubrió el banquete durante una emisión en vivo de una hora.

Desde entonces se ha mantenido la cobertura en vivo.

Y ojo, que no le sorprenda tampoco el uso de la palabra banquete cuando me refiero a la velada de premios. Justo eso era, al menos en las 15 primeras entregas, todas realizadas en hoteles.

Luego, para 1942 el asunto cambió. El evento gozaba de popularidad y cada vez asistían más personas, y eso, aunado a la Segunda Guerra Mundial, planteó la necesidad de trasladar la ceremonia a un teatro. Así se ha hecho desde entonces.

Ahora se realiza en el Teatro Kodak de Hollywood, desde el año 2001, pero a través del tiempo el Oscar ha saltado de una sala a la otra, y qué decir de ciudades y barrios.

Su nombre es...

Oficialmente fue bautizada como el Premio al Mérito de la Academia, pero eso pocos lo saben. La estatuilla es mejor conocida por su apodo: Oscar, cuyo origen no es del todo claro.

Se dice por allí que una bibliotecaria –que luego llegó a ser directora ejecutiva–, Margaret Herrick, aseguró que la estatuilla se parecía a su tío Oscar, y de allí los miembros de la Academia se refirieron a ella con ese nombre.

Ya en la sexta entrega (1934), el columnista Sidney Skolsky utilizó ese nombre en su editorial, al escribir sobre el primer triunfo de Katharine Hepburn como mejor actriz. Pero, la propia Academia no empleó el nombre de forma oficial sino hasta 1939.

En fin, si la explicación es poco clara o no, Oscar es el nombre que todos usan. Tal parece que le va de maravilla. Todos lo aman.

... aunque algunos se enojan con la Academia

El músico uruguayo Jorge Drexler expresó recientemente su enojo porque los organizadores de los premios Oscar no le dejarán cantar en la ceremonia del domingo su tema Al otro lado del río, nominado como mejor canción original por la película Diarios de motocicleta. En vez de invitar al cantante y autor a interpretar la canción, como es usual, la organización convocó a Antonio Banderas y Carlos Santana, sin consultarlo. No importó lo histórico de la ocasión: ésta es la primera vez que se nomina una canción en castellano a estos premios. "Tienen una visión reduccionista de lo que es un artista latino, tratándonos como un grupo homogéneo de piezas intercambiables, en el que el único criterio válido es el índice de audiencia", denunció el músico uruguayo en conferencia de prensa.


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