La muerte de 22 supuestos criminales a manos de militares en Tlatlaya, México, dio un giro con la detención de un oficial y siete soldados acusados de violaciones a las normas castrenses.
Los ocho militares permanecen detenidos en una prisión castrense de la capital mientras que la Comisión Nacional de Derechos Humanos solicitó un reporte sobre los motivos de la detención, dijo ayer Marat Paredes, visitador del organismo. “Entendemos que esta detención se da en el ámbito de infracción a deberes de la disciplina militar y hemos solicitado información al respecto”, dijo Paredes, quien desde la Comisión encabeza una investigación propia sobre lo sucedido el 30 de junio en San Pedro Limón, una comunidad de Tlatlaya, cuando el ejército reportó que 22 supuestos delincuentes murieron y un soldado resultó herido tras supuestamente responder a una agresión.
Sin embargo, una mujer que dice que estuvo en el lugar de los hechos, dijo hace unos días que solo una persona habría muerto en el tiroteo inicial y que luego los soldados habrían matado a los 21 restantes cuando ya se habían rendido, incluida su hija de 15 años, quien yacía herida en el suelo.