Wilber Varela alias Jabón, líder de la banda emergente "Los rastrojos" y uno de los narcotraficantes más buscados por la justicia de Colombia y Estados Unidos, fue asesinado en un complejo turístico en la ciudad de Mérida, en Venezuela.
Las autoridades venezolanas confirmaron ayer por la tarde, que el sujeto que se identificó con el nombre de José Antonio Pérez Chacón, y que fue hallado muerto este miércoles en la habitación del centro vacacional en Mérida, era el narcotraficante Wilber Varela, buscado por la justicia de su país y requerido por varios delitos en Estados Unidos.
Néstor Revero, director de la Oficina Nacional Antinarcóticos (ONA) de Venezuela, confirmó que más de 32 características de las huellas dactilares del cadáver coincidían con las de Varela.
En el cuerpo de Jabón había varios tiros de pistola nueve milímetros. Con el capo también cayó un hombre de unos 25 años, aparentemente un ex policía que se había convertido en el escolta del capo.
Al parecer, la muerte del capo se debió a un ajuste de cuentas. Las autoridades han señalado que Varela fue ultimado con disparos hechos con armas equipadas con silenciador para no llamar la atención.
El fiscal Mario Iguarán detalló que se tenía información de los movimientos de Varela. "Nosotros manejamos interceptaciones que nos insinuaban que algo había ocurrido", afirmó Iguarán.
Jabón estaba considerado uno de los narcotraficantes más peligrosos del cartel del Norte del Valle. Al mando de "Los rastrojos", Varela sostuvo un enfrentamiento a muerte con "Los machos", el ejército personal de Diego Montoya, quien fue capturado meses atrás durante un operativo de película de las Fuerzas Armadas colombianas.
Jabón supuestamente fue sargento de la policía, y se retiró a mediados de los años ochenta cuando empezó a trabajar con el cartel de los hermanos Rodríguez Orejuela. Más tarde, se convirtió en un hombre importante para Orlando Henao, jefe del cartel del Norte del Valle.
En el año 2005 Varela fue acusado de narcotráfico en EU, que ofrecía cinco millones de dólares por su cabeza. A l capo se le atribuyen cerca de mil muertes, pero su muerte no garantiza la extinción de estas bandas de narcotraficantes.

