MOSCU, Rusia (Servicios internacionales). Una bomba mató, al menos, a 18 policías prorusos ayer, jueves, en la región rebelde de Chechenia, dos horas antes de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, declarara que la guerra había acabado.
El nuevo ataque elevó a 25 la cifra de muertos en las últimas 24 horas en Chechenia. Entre las víctimas se encontraban dos niños pequeños y una mujer embarazada, en uno de los días más sangrientos de un conflicto que ha estremecido los dos años de gobierno de Putin.
Sultan Satuyev, primer subjefe de la Policía chechena -pro Moscú- declaró a la televisión NTV que 16 oficiales de su fuerza élite OMON, murieron durante un ataque matutino ayer contra un camión, a 200 metros de su sede en la capital regional, Grozny. Otros reportes indicaron que cinco policías resultaron heridos durante el ataque.
Creo que pase lo que pase responderemos. El OMON y la Policía chechena han comenzado a operar, dijo Satuyev. Parece que ellos (los rebeldes) quieren intimidarnos. No tendrán éxito, dijo. Esos no son personas, sino monstruos.
Putin dedicó solo un minuto a Chechenia en el discurso de una hora sobre el Estado de la Nación, declarando que la fase militar del conflicto había concluido. Rusia ha hecho esa misma declaración repetidas veces en los últimos dos años, pese a haber perdido miles de efectivos en una violencia que no disminuye.
NTV reportó que se podían escuchar tiroteos y explosiones en Grozny, y la agencia de noticias Interfax dijo que bombarderos rusos SU-24 habían lanzado ataques en las montañas.
El miércoles, seis efectivos rusos murieron y 11 resultaron heridos en dos explosiones de minas en el sur.
