Al menos cuatro miembros de las fuerzas de seguridad afganas fallecieron ayer por la explosión de una bomba caminera al paso de su vehículo en la provincia de Herat, en el oeste del país, informó a EFE una fuente oficial. El portavoz del gobernador regional, Marauding Noori, explicó que el ataque ocurrió en el distrito de Kushk, cerca de la frontera con Turkmenistán.
“Cuatro policías murieron”, dijo la fuente, que atribuyó la acción a “enemigos de la paz y la estabilidad”, un eufemismo con el que las autoridades afganas suelen referirse a la insurgencia talibán. Los artefactos explosivos improvisados y las minas son una táctica habitual de los insurgentes para hostigar a las fuerzas de seguridad en el país centroasiático.
Ayer en la mañana otros tres agentes resultaron heridos en Kabul por la explosión de una bomba que estaba oculta en una cabina de la Policía de tráfico.
Pese a tener presencia en todo el país, los talibanes tienen sus principales bastiones en el cinturón suroriental de Afganistán, donde predomina la etnia pastún.

