El gobierno del presidente George W. Bush es conocido por su capacidad para mantener su imagen bajo control, y ha salido prácticamente incólume de diversas crisis. Pero no esta vez.
A pesar de las apariciones públicas diarias de Bush con el fin de recuperarse del daño político provocado por una respuesta lenta al desastre del huracán "Katrina", la Casa Blanca no ha podido recuperar una imagen positiva ante el público.
El Gobierno se esforzaba ayer martes para defenderse de las exhortaciones que piden determinar quién es el responsable de una respuesta ante el huracán, que incluso Bush reconoció que fue inadecuada. Aumentaban las solicitudes de renuncia o despido de Michael Brown, director de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).
"Creo que es evidente que ahora están tratando de controlar los daños", dijo Norman Ornstein, analista político en el instituto de investigación American Enterprise Institute.
UNA RESPUESTA INADECUADA
Mientras "Katrina" se abatía sobre la costa del Golfo de México ese domingo 28 de agosto por la noche y la madrugada del lunes 29, y el Centro Nacional de Huracanes advertía del creciente peligro, la Casa Blanca no modificó los planes del presidente para volar desde su hacienda en Texas al oeste del país para promover una nueva prestación del servicio Medicare para fármacos con receta.
Para cuando Bush aterrizó en Arizona ese lunes, la tormenta estaba desatando su furia sobre Luisiana y Mississippi. El presidente sólo introdujo en su discurso una breve promesa de oración y ayuda federal.
Siguió adelante con su agenda en California, y no fue sino hasta el día siguiente cuando decidió que debía regresar a Washington, mientras las críticas aumentaban.
Mientras una inundada Nueva Orleans se sumía en una profunda anarquía, Bush hizo declaraciones que fueron percibidas como insulsas y similares a las de una corporación. Fue un fuerte contraste con el presidente enfático que el público apoyó tras los ataques del 11 de septiembre del 2001.
"Va a ser casi imposible superar la percepción de que el presidente no se mostró conmovido y no controló los fracasos en las políticas", dijo James Thurber, experto en ciencias políticas de la Universidad de Estados Unidos.
