La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se sumó ayer a las condenas por el asesinato del periodista mexicano Amado Ramírez, perpetrado el viernes pasado en México.
Al deplorar la muerte de Ramírez, el organismo dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA) instó en un comunicado a las autoridades mexicanas a investigar el asesinato "de manera rápida y eficaz" y establecer si estuvo relacionado con el ejercicio de su profesión.
Ramírez, corresponsal de la cadena Televisa en Acapulco, recibió varios impactos de bala cuando salía de conducir un programa radial en el balneario de Acapulco.
El relator especial para la Libertad de Expresión, Ignacio J. Álvarez, advirtió que "la falta de una investigación efectiva puede hacer a los Estados incurrir en responsabilidad internacional determinada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y por la Corte Interamericana de Derechos Humanos".
México se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo, sólo precedido en la lista por Irak, según la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Tan sólo el año pasado nueve periodistas murieron asesinados, en hechos que se atribuyen principalmente al narcotráfico.
"El asesinato es la forma más aberrante y brutal de coartar la libertad de expresión. Exhortamos a las autoridades mexicanas a actuar con la mayor diligencia para investigar los hechos y juzgar a los responsables", dijo Álvarez.
La relatoría especial de la CIDH pidió que se sancione "debidamente" a los responsables de la muerte de Ramírez, que tenía 53 años y era uno de los periodistas con más trayectoria en Acapulco.
