La comunidad de paz de San José de Apartadó, cuyo pilar es la neutralidad frente a los armados en medio de la guerra, está en deliberaciones para desplazarse en caso de que la fuerza pública entre en su territorio, dijeron en entrevista telefónica ayer lunes personas del poblado que pidieron no ser identificadas.
El hecho sucede un día después de que el presidente Álvaro Uribe ordenara al ejército ingresar en la comunidad y un mes después de la masacre de ocho personas, de la que los pobladores acusan a las tropas gubernamentales.
"Ofende a la conciencia ética de la humanidad... que el presidente de la República haya guardado absoluto silencio frente a la masacre perpetrada el pasado 21 de febrero y tan solo se haya ocupado de presentar públicamente nuevos mecanismos de agresión, situación que revela profunda insensibilidad frente a este crimen que nos enluta", dijeron los pobladores en su página de internet.
Las comunidades de paz se crearon en 1997 en medio de masacres y desplazamientos en esa región del noroeste colombiano por la acción de los grupos armados que se disputaban su control.
Con el apoyo de la Iglesia católica, centenares de civiles se declararon en neutralidad frente a todos los grupos armados, incluida la fuerza pública, y prohibieron su ingreso en el territorio.
Hace un mes dos líderes del poblado del noroeste del país, Luis Eduardo Guerra y Alfonso Bolívar, fueron asesinados con sus familias. Sus muertes, incluida la de un bebé de 18 meses y niños de seis y 11 años, no fueron por tiros de bala, sino a causa de machetazos. Varios de sus cuerpos aparecieron mutilados.
El ejército ha negado su participación en este crimen y señala a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, (FARC) como la autora.
Uribe, en un consejo comunal desde la base militar de Carepa, cerca a la zona de la masacre, afirmó el domingo que líderes de la comunidad "están seriamente señalados, por personas que han residido allí, de auxiliar a las FARC".

