El Tribunal Supremo de Corea del Norte condenó a un misionero de Corea del Sur a trabajos forzados para el resto de su vida por supuesto espionaje y actividades religiosas enemigas.
Según la prensa estatal, Kim Jong-uk entró de forma ilegal en Corea del Norte para, entre otros, fundar una “iglesia clandestina” cristiana. El Tribunal le acusa de ser un agente de la agencia de inteligencia de Corea del Sur enviado a su país para recabar información.
“El acusado admitió todos sus crímenes”, afirma la agencia de noticias KCNA.
Durante el juicio se presentaron como pruebas contra Kim “libros religiosos, tarjetas de memoria, CD con contenido religioso y equipamiento para espionaje”, informó la prensa.
Kim, de 50 años, fue arrestado en octubre de 2013. En febrero, en una rueda de prensa preparada por el régimen, afirmó haber sido arrestado con material religioso y admitió estar pagado por los servicios secretos de Corea del Sur, lo que el servicio de inteligencia de ese país niega.
En marzo Pyongyang expulsó a un misionero australiano, luego de que el estadounidense Kenneth Bae fuera sentenciado a 15 años de trabajos forzados por supuestos intentos de desestabilizar al Gobierno.
