Su obra seduce o choca, pero a nadie deja indiferente. Spencer Tunick es un buscabullas artístico, aunque no quiera.
Sacude al espectador acostumbrado a esconderse bajo la ropa, abre la jaula que los líderes de la sociedad crearon para mantener "a buen recaudo" nuestro lado animal que supuestamente siempre nos arrastra hacia el pecado y la condenación. Está tan arraigado este sentimiento que casi se ha convertido en un reflejo por el que ver o exhibir cuerpos desnudos siempre nos impacta.
Tal vez por eso la obra del fotógrafo Spencer Tunick es tan llamativa. Apela a nuestro lado salvaje, al niño curioso (domesticado por la civilización) y abre una ventana para reencontrar la faceta más humana de las personas que somos.
Cientos o miles de personas, de todas las razas, edades, condición física y extracto social atendiendo a su llamado se desnudan en las calles para participar en sus "instalaciones". La gente desafía las convenciones sociales y a los elementos, y posa en cueros en plena calle frente a cientos o miles de otras personas que como ellos prestan sus cuerpos a Tunick para que los moldee, recree y funda con el hormigón, asfalto, acero y vidrio de las ciudades, para ser reinventados como arte. En cierta forma, también, se convierten ellos en ropa o accesorios del espacio urbano.
Después de ver una fotografía de Tunick, esos paisajes urbanos no pueden volver a verse del mismo modo y tampoco el cuerpo humano desnudo.
Sus críticos sostienen que Tunick solo retrata lo banal, pero otros creen que su obra tiene una dimensión social. En un artículo publicado por la revista de filosofía A parte Rei, los investigadores José Gaspar Birlonga y Begoña Sendito Echeandia comentan que Tunick se aparta del arte tradicional que es meramente contemplativo e interviene para producir una actitud participativa, humanizando el objeto que retrata, la ciudad (estructura y gente), haciéndolos reflexionar sobre sí mismos, sus cuerpos y el espacio que ocupan, acortando la distancia entre el arte y la vida.
Al final la ciudad no es la misma sin la gente, y los cuerpos que nada ocultan vienen a mostrar esa interrelación.
"Estoy convencido, dijo Tunick en una entrevista dada al diario español El País, de que el cuerpo es paisaje; casi siempre oculto, pero paisaje; lo que siempre nos muestran como simbólico de las ciudades son torres, iglesias, edificios, parques, puentes, pero nunca nos permiten ver el paisaje verdadero de la ciudad, que es el cuerpo humano, los cuerpos de la gente que la habita".
¿Podría decirse mejor?
Sí. Basta mirar sus fotos para sentirlo.
Tunick define sus fotografías de desnudos masivos como "instalaciones humanas". La transfiguración que ocurre cuando la belleza del cuerpo se ofrece no como individuo, sino como grupo, forma un nuevo panorama visual.
"Se trata –explica– de la vulnerabilidad de estar desnudo y cómo eso contrasta con el anonimato de los espacios públicos.
Aunque medio mundo se le ha rendido, mostrándole todos sus secretos vivos y se ha quitado la ropa para él, en la cuna de la libertad, la emblemática ciudad de Nueva York, el sitio considerado más cosmopolita y liberal de Estados Unidos, sigue dándole problemas (o ¿será al revés?). Aunque vive allí desde hace mucho, es la única ciudad en la que ha sido encarcelado –cinco veces– por su trabajo artístico, al que han llamado: exposición indecente, pornografía y ataque contra la tranquilidad pública.
La gente responde a su llamado con toda naturalidad, espontáneamente y sin más interés que liberarse por breves momentos de los yugos y las convenciones de la sociedad. Porque Tunick no les paga a sus modelos más que una fotografía autografiada (del montaje en que participó).
Hasta comunidades consideradas muy conservadoras, como la chilena, acogieron cálidamente al fotógrafo neoyorquino, y ni la baja temperatura (4 grados) ni la madrugada (la cita era a las 4:00 de la mañana) ni el poderoso "qué dirán" impidió a los chilenos vestir de arte a Santiago.
¿Ud., qué piensa?
PERFIL
.Spencer Tunick: Nace en Middletown, Nueva York, en 1967.Egresado de la Universidad Emerson en 1988.Estudió en el Centro Internacional de Fotografía de NY y empezó a retratar desnudos en espacios públicos en 1992.Lo arrestaron por primera vez en 1994 cuando trabajaba con una modelo desnuda en el Centro Rockefeller en Manhattan, Nueva York. En 1999 empezó una gira, de seis meses, a la que llamó "Naked States" (Estados Desnudos) por los 50 estados de la unión. Su actual proyecto, "Nude Adrift", consiste en visitar ciudades en los cinco continentes documentando a su manera los paisajes urbanos.En América ha visitado Santiago de Chile, Sao Paulo, Brasil y Buenos Aires, Argentina.
