El Gobierno de Egipto empleó ayer su tono más duro y declaró “grupo terrorista” a los Hermanos Musulmanes, a los que acusó de perpetrar el último atentado contra una sede policial, en un nuevo movimiento para silenciarlos.
El Consejo de Ministros tomó esa decisión basándose en el artículo 86 del Código Penal, que estipula las condenas para quienes atentan contra el Estado.
El viceprimer ministro Hosam Isa informó en una comparecencia que a partir de ahora se aplicarán las sanciones estipuladas en la ley antiterrorista contra aquellas personas que participen en las actividades del grupo, las financien o hagan propaganda a su favor mediante cualquier medio.
Según Isa, se sancionará también a quienes se unan al movimiento o sigan vinculados a él, al tiempo que se avisará de la decisión a los países árabes que firmaron un acuerdo en 1998 para combatir el terrorismo.
El portavoz gubernamental, Hany Salah, detalló en declaraciones difundidas por la agencia estatal de noticias MENA que el Ejecutivo está estudiando cómo evitar que los miembros de los Hermanos Musulmanes actúen desde el extranjero y cómo colaborar con los países que los acogen.
Además, el ministro egipcio de Solidaridad Social, Ahmed al Borai, aseguró que todas las actividades de los Hermanos quedan prohibidas, incluso sus manifestaciones.
En ese sentido, se desplegarán fuerzas de seguridad en las universidades “frente al terrorismo de ese grupo”, después de que en los últimos meses los estudiantes islamistas hayan protagonizado protestas y disturbios en distintos centros.
Las fuerzas armadas y la policía también deberán proteger las instalaciones públicas para evitar nuevos atentados como el registrado el martes.

