Nathan Verhelst, de 44 años, pidió y obtuvo en Bélgica permiso para someterse a eutanasia, tras una serie de operaciones para cambio de sexo “decepcionantes”, pues seguía sintiéndose “preso de un cuerpo de mujer.
En Bélgica la eutanasia se autoriza por sufrimientos físicos insoportables, pero también por pesares psíquicos graves.
Verhelst nació como Nancy, única hija después de tres varones de una familia flamenca de Hame.
El médico que siguió su caso, Wim Distlemans, y los amigos, que le ayudaron a morir aseguraron que se fue “con toda serenidad”.
El caso, si bien en Bélgica se practica la eutanasia desde 2002, causó conmoción, porque es único en su género, mientras está en curso un debate legislativo sobre la eutanasia para los menores.
