Entre 31 mil millones y 60 mil millones de dólares del erario estadounidense han sido malgastados y defraudados al contribuyente en las guerra de Irak y Afganistán en la última década debido a la escasa supervisión de los contratistas, una planificación deficiente y la corrupción, concluyó ayer miércoles una comisión independiente.
La situación, propicia para el desperdicio, el fraude y el abuso, amenaza con repetirse en futuras guerras si el Gobierno de Estados Unidos no efectúa cambios radicales en el proceso de concesión y supervisión de contratos para frentes de guerra, agregó.
La Comisión de Contrataciones en Tiempo de Guerra instó al Congreso a aplicar decenas de sus recomendaciones para modificar el proceso de contratación.
En su informe final al Congreso, la comisión dijo que el despilfarro podría aumentar a medida que disminuye el apoyo estadounidense a los proyectos y programas de reconstrucción, por lo que Irak y Afganistán tendrán que soportar el costo a largo plazo de mantener las escuelas, clínicas, acuartelamientos, carreteras y plantas eléctricas construidas con fondos estadounidenses.
Los organismos gubernamentales deberían modificar la forma en que conceden y supervisan los contratos en zonas de guerra, para no repetir los errores cometidos en Irak y Afganistán, dijo la comisión.