Un grupo de manifestantes lanzó petardos y piedras e incendió un coche de la policía durante violentos incidentes registrados ayer jueves para protestar por un nuevo vertedero, destinado a aliviar los problemas de la localidad italiana de Terzigno, en la provincia de Nápoles (sur) con el tratamiento de la basura.
La policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a varios cientos de manifestantes en los enfrentamientos nocturnos registrados cerca de un centro de tratamiento de basura en Terzigno, y detuvo brevemente para identificar a dos personas.
La tensión en la ciudad cobró nueva fuerza ayer jueves, cuando un grupo de manifestantes destrozó varios escaparates, informaron agencias de noticias.
La intensificación de las protestas callejeras es el último episodio de un escándalo crónico sobre la recolección de basura en la región que ha reaparecido en las últimas semanas, provocando crecientes llamados a la acción del primer ministro, Silvio Berlusconi.
Durante años, los intereses del crimen organizado han estado profundamente entrelazados con la recolección de basura en Nápoles, pero el problema se ha agravado por la ineficacia y el oportunismo político.
Los vecinos se quejan de malos olores y posibles riesgos sanitarios por los residuos tóxicos del vertedero de Terzigno, que las autoridades dicen es necesario para gestionar las montañas de basura generadas en Nápoles cada día.
Los planes para abrir un nuevo depósito cercano han reavivado las protestas, obligando a camiones de basura a operar bajo protección de la policía en las últimas semanas después de que varios fueran atacados con cocteles molotov. Cientos de toneladas de basura se acumulan en las calles en la zona situada alrededor de la ciudad del sur de Italia, la tercera mayor del país, y el terreno es bloqueado a menudo por manifestantes.
La alcaldesa de Nápoles, Rosa Russo Iervolino, ha pedido ayuda al gobierno central para lidiar con la crisis, diciendo que no se trata solo de un riesgo sanitario, sino también una amenaza de orden público.
Por años, Nápoles y sus alrededores han experimentado crisis de basura, como resultado de la corrupción, la mala administración e infiltraciones de la mafia local.
Luego de que la situación estallara a finales de 2007 y 2008, el gobierno de Berlusconi reabrió algunos vertederos viejos, enviando parte de la basura a Alemania.