En sus 51 años de historia, ETA siempre se cuidó mucho de actuar contra las fuerzas de seguridad francesas. Aunque para el grupo armado vasco también Francia es un Estado “enemigo”, su estrategia pasaba por evitar a toda costa abrir un segundo frente armado aparte del de España, consciente de que ello podría costarle caro.
Pero el asesinato de un policía galo al sureste de París lo cambia todo: a la luz de las investigaciones, la pequeña localidad de Dammarie-lès-Lys se convirtió la noche del martes en el escenario de una nueva dimensión del terrorismo etarra.
Toda vez que los disparos que acabaron con la vida del agente de 52 años no fueron producto de una acción “fortuita”, como suele calificar ETA a modo de justificación los contados enfrentamientos que ha tenido con las fuerzas del orden francesas.
De la investigación se desprende que el tiroteo se produjo después de que una patrulla sorprendiese a cuatro presuntos miembros de ETA echando gasolina con garrafas a varios automóviles de alta gama que previamente habían robado en un concesionario cercano. Una vez detenido uno de ellos, hasta seis presuntos etarras más llegaron al lugar en otros dos coches y abrieron el fuego contra los agentes, para tratar de liberar a su compañero, en una acción propia de bandas callejeras o de la mafia.
Se trató, en todo caso, de un ataque premeditado. Durante años, España acusó a Francia de no tomarse en serio el problema del terrorismo etarra, precisamente por no haber sido blanco del grupo armado, que usaba, y sigue usando, al país vecino como refugio.
Eso hace tiempo cambió, y ahora la cooperación policial es ejemplar. De hecho, los grandes golpes policiales a ETA de los últimos años se llevaron a cabo en suelo galo. Pero si ETA todavía albergaba alguna esperanza de poder sentirse menos perseguida en Francia que en España, esa esperanza se desvaneció la noche del martes en Dammarie-lès-Lys: Francia no solo vio morir por primera vez a uno de sus agentes a manos de ETA, sino que todo ocurrió a las puertas de la capital de esta potencia europea.
De hecho, el primer mensaje fue luchar juntos contra el terrorismo etarra.

