Estados Unidos está dispuesto a ofrecer “todo tipo de asistencia” a los libios que pretenden derrocar a Moamar Gaddafi, anunció ayer la secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton.
La funcionaria también advirtió a las demás naciones africanas que no envíen mercenarios en auxilio del dictador que gobierna Libia desde 1969. Clinton no mencionó ninguna asistencia militar estadounidense en sus declaraciones a la prensa antes de viajar a Ginebra, donde conversará con diplomáticos de Rusia, la Unión Europea y otras potencias dispuestas a la conformación de un frente unido contra Gadafi.
Poco antes de que Clinton partiera, dos senadores propusieron a Washington que asista a la conformación de un gobierno provisional en Libia, donde Gaddafi hace esfuerzos desesperados y cada vez más violentos por retener el poder.
Los senadores John McCain, republicano, y Joseph Lieberman, independiente, propusieron que Estados Unidos y sus aliados prohíban los vuelos en una zona de Libia para impedir que las fuerzas armadas intenten un nuevo ataque desde el aire contra manifestantes civiles.
El Gobierno británico, por su lado, congeló ayer los bienes de Moamar Gaddafi y los de sus familiares, revocó la inmunidad diplomática al dictador libio y a sus parientes y pidió que el coronel renuncie a su cargo de inmediato. Gran Bretaña confirmó asimismo que reforzará las Fuerzas Especiales (SAS) en respuesta a la violencia en los países del norte de África y Medio Oriente, en medio de los continuos operativos para evacuar a más ciudadanos de Libia. La decisión de congelar los bienes de Gaddafi fue tomada de acuerdo con la resolución de las Naciones Unidas. “El Gobierno ha tomado hoy medidas para congelar los bienes” de Gaddafi, de “miembros de su familia y de quienes actúan en su nombre o bajo su dirección”. El ministro de Exteriores británico, el conservador William Hague, declaró a la BBC que la “mejor esperanza para Libia” es que Gaddafi dimita cuanto antes.
