Las fuerzas armadas de Estados Unidos tuvieron en julio el mayor número de bajas en un mes en los casi nueve años de la guerra en Afganistán con 63 decesos hasta ahora al sufrir tres nuevas muertes.
La OTAN informó en un comunicado el viernes, un día antes de terminar julio, que tres soldados murieron el jueves en dos explosiones en el sur del país. En el texto no se mencionan las nacionalidades de los caídos, pero funcionarios de Estados Unidos dijeron que los tres eran estadounidenses.
Los funcionarios hablaron de manera anónima debido a que la notificación a las familias de los caídos está proceso. Los comandantes de Estados Unidos y la OTAN habían advertido sobre un aumento en el número de bajas conforme la fuerza militar internacional intensificase su ofensiva contra el Talibán, en especial en los baluartes rebeldes en las provincias de Helmand y Kandahar.
El presidente Barack Obama ordenó en diciembre el envío de 30 mil soldados de refuerzo a Afganistán en un intento por revertir el resurgimiento del Talibán.
Con las tres nuevas bajas, Estados Unidos tuvo al menos 63 muertos en julio, de acuerdo con un recuento de The Associated Press. Junio había sido el mes más fatídico para las fuerzas estadounidenses con 60 y para las tropas de la OTAN en general con 104 caídos.
Los militares estadounidenses muertos en julio incluyen al contramaestre de segunda clase Justin McNeley y al contramaestre de tercera clase Jarod Newlove, quienes habían desaparecido el viernes anterior en la provincia de Logar, al sur de Kabul. El Talibán dijo que había capturado vivo a uno de ambos militares navales.
El cadáver de McNeley fue recuperado el domingo y el de Newlove fue encontrado la tarde del miércoles en un río, dijeron las autoridades afganas. El Talibán no explicó la muerte de Newlove, aunque las autoridades afganas conjeturaron que murió de las heridas que, junto con McNeley, sufrió durante una emboscada rebelde. McNeley era de Kingman, Arizona, y Newlove, de la zona de Seattle.
