Tras reiteradas amenazas de golpe de Estado en las últimas semanas, el jefe del Ejército de Fiji, Voreqe Bainimarama, anunció ayer martes en una conferencia de prensa la destitución del primer ministro, Laisenia Qarase.
"Los militares han tomado el gobierno, constituyen el poder ejecutivo y dirigen el país", afirmó Bainimarama. Sin embargo, el jefe de policía australiano en el archipiélago, Andrew Hughes, dudó del éxito de la maniobra porque el jefe del Ejército no es apoyado por la población.
La intentona golpista es la cuarta en las islas Fiji en los 20 últimos años. Bainimarama justificó la decisión alegando que Qarase alimenta el enfrentamiento entre la mayoría de población originaria de Fiji y la minoría de origen indio.
Qarase era "incapaz de tomar las decisiones necesarias para salvar nuestro país", dijo.
El Ejército comandado por Bainimarama había exigido a Qarase que cancelara una ley que amnistiaba a los cabecillas del anterior golpe de Estado en 2000, en el que fue derrocado el primer jefe de gobierno de origen indio de las islas Fiji.
Los principales medios del país interrumpieron sus informaciones tras recibir amenazas de los militares, entre ellos los diarios Fiji Times y Daily Post. Qarase había logrado transmitir antes un mensaje en el que llamaba a los fiyianos a resistir.
El canal Fiji TV cesó sus emisiones durante la noche. Además, los soldados tomaron las radios y Bainimarama anunció que habrá puestos de control en todo el país al menos por una semana.
Los soldados rodearon en la mañana del martes la casa del primer ministro en la capital, Suva, así como los edificios del gobierno.
Además formaron barricadas y se incautaron de los vehículos de los ministros.
Qarase se negó en un principio a dimitir y pidió tropas a Australia y Nueva Zelanda, que se negaron a intervenir en la crisis, que hasta la noche del lunes se produjo sin violencia. La ex colonia británica en el Pacífico Sur es un importante destino turístico con unos 400 mil visitantes al año.
