Ocho años después de que abriera su accidentado proceso constituyente, la Unión Europea (UE) estrena hoy martes 1 de diciembre su nuevo tratado, en el que confía para mejorar la eficacia de su toma de decisiones, aumentar la democracia interna y ganar peso en el mundo.
“No es la Constitución que esperábamos, pero contiene fundamentales innovaciones, y nos permite salir de ocho años de limbo”, resumió ayer uno de los vicepresidentes del Parlamento Europeo, el socialista italiano Gianni Pitella.
El Tratado de Lisboa, heredero de la fallida Constitución europea, fue firmado por los 27 líderes comunitarios en la capital portuguesa el 13 de diciembre de 2007. Hoy entra en vigor tras una penosa ratificación que tomó dos años.
