Tropas de España comenzaron el jueves a establecerse en la disputada isla de Perejil, y Madrid le dijo a Marruecos que retiraría sus tropas sólo si el rey Mohammed le garantizaba la neutralidad del islote deshabitado.
Un día después que fuerzas españolas desalojaron a seis soldados marroquíes en una operación sin derramamiento de sangre, helicópteros de la Armada volaban al islote desde embarcaciones cercanas.
Cerca de 50 soldados podían ser vistos desde la costa de Marruecos mientras trabajaban en el islote.
Cuatro barcos de guerra españoles se estacionaron en la bahía mientras cerca de 100 marroquíes gritaban y lanzaban piedras desde los acantilados a unos 200 metros de Perejil, que los marroquíes llaman Leila.
España reforzó la seguridad en su cercano enclave de Ceuta, a unos seis kilómetros de distancia, donde la policía antimotines patrullaba las calles.
Mientras España fortalecía sus defensas en el norte de Africa, su ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, intentó calmar las tensiones después que Marruecos comparó la operación nocturna de 28 miembros de las fuerzas especiales españolas con una declaración de guerra.
Obviamente, esto no es una declaración de guerra, dijo Palacio a la radio española. Necesitamos trabajar para disminuir las tensiones, agregó.
Palacio reiteró que España se retirar del islote de 13 hectáreas una vez que tenga garantías de que Rabat respetará su neutralidad.
Esas garantías pueden venir del propio gobierno, del rey, dijo, pero insistió en que una mediación entre ambos gobiernos era innecesaria.
El jefe del gobierno español, José María Aznar, dijo que mantendría abiertos los canales diplomáticos con Marruecos, para tratar de resolver la disputa.
He dado instrucciones de mantener los contactos que sean necesarios con las autoridades marroquíes para acordar los términos que garanticen los mencionados objetivos (un retorno al status quo de antes del 11 de julio), dijo Aznar.
Aznar añadió que prolongar la tensión no beneficiaba a nadie.
Las preocupaciones de que la crisis pudiera poner al mundo árabe contra las potencias europeas provocaron que EU, Naciones Unidas y miembros de la Unión Europea, como Francia, llamaran al diálogo para resolver la disputa.
