Chen Shui-bian, el ex presidente taiwanés que favoreció desde el gobierno, la separación definitiva de China, fue detenido ayer martes por supuesta corrupción y puesto a disposición judicial.
El Tribunal de Distrito de Taipei, protegido por cientos de policías, accedió a la petición de Chen de ser examinado en el Hospital de la Universidad de Taiwan, por los golpes que supuestamente le propinó la Policía.
Cientos de partidarios del ex mandatario gritaban fuera de la sede del tribunal “¡Chen es inocente!”, convencidos de que la detención es una maquinación política del gobierno en connivencia con China.
En cambio, otros comenzaron a lanzar cohetes en señal de alegría por la detención de Chen, a quien consideran un personaje corrupto y déspota.
Expertos y políticos locales temen que la detención de Chen cause mayores divisiones e incluso disturbios en la isla, cuyos habitantes están muy divididos sobre su postura frente a China.
La detención de Chen fue precedida de la acusación formal a su esposa en 2006 y al ex mandatario el 20 de mayo de este año, el mismo día en que finalizó su mandato, de apropiación indebida de un fondo presidencial.
En las últimas semanas han sido encarcelados nueve de sus hombres de confianza, incluido el ex viceprimer ministro Chiu Yi-jen, en relación con los cargos imputados a Chen.
