WikiLeaks publicó documentos que, afirma, muestran que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) espió a los últimos tres presidentes franceses. Según la agencia AP WikiLeaks enlistó el contenido de lo que dijo eran cinco interceptaciones “principales” sobre temas como un nombramiento en la ONU, el proceso de paz en Medio Oriente y el manejo de la crisis del euro, entre 2006 y 2012.
El periodista francés Jérome Hourdeaux, de Mediapart, socia en esta divulgación, declaró a W Radio de Colombia que “no saben si la seguridad de Francia estuvo en algún momento en riesgo”, que lo que hacían los servicios de seguridad de Estados Unidos era interceptar llamadas telefónicas y a partir de allí hacían resúmenes”.
Precisó que la NSA tuvo acceso a conversaciones privadas no solo de los presidentes, sino también de los secretarios de Estado, de los consejeros presidenciales, y que eso sí comprometió el margen de maniobra y el poder de Francia, porque a la hora de hacer negociaciones o encuentros los servicios secretos estadounidenses ya conocían cuál iba a ser la posición del país.
“La información a la que ellos accedían no parece tener que ver con temas de seguridad nacional, no hay nada sobre terrorismo o sobre ataques, sino anécdotas incómodas para los presidentes, muchos temas de inteligencia económica, acceso a cuáles fueron las opiniones políticas de diferentes líderes”, indicó Hourdeaux.
En una reacción airada pero que parece lejos de distanciar a dos firmes aliados, Francia exigió ayer a Estados Unidos (EU) una explicación por el espionaje a los tres últimos presidentes franceses y, sobre todo, conocer si mantiene las escuchas.
La noticia trascendió en la noche del martes, cuando el diario Libération y la web Médiapart revelaron documentos obtenidos por Wikileaks que demuestran que Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y Franois Hollande fueron objeto de escuchas al menos desde 2006 hasta mayo de 2012.
El momento elegido para la exclusiva no es casual: como Libération recordaba en su editorial, coincidía con la votación hoy en el Parlamento francés de la nueva ley sobre los servicios de inteligencia, que exonerará al espionaje de la supervisión judicial y que ha sido muy criticada desde la izquierda.
Tampoco parece coincidencia el telón de fondo de estas nuevas revelaciones: las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos.
Tras las revelaciones en octubre de 2013 sobre el espionaje estadounidense a la canciller alemana, Angela Merkel, no quedaban dudas sobre la amplitud del programa de escuchas de EU en suelo europeo.
Hollande conversó durante 15 minutos con el presidente estadounidense, Barack Obama, quien reiteró su compromiso de acabar con las prácticas de espionaje “que pudo haber en el pasado y que eran inaceptables entre aliados”, según dijo el Palacio del Elíseo en un comunicado.
El primer ministro de Francia, Manuel Valls, subrayó que EU ha violado la confianza de su país tras conocerse que espió a los últimos tres presidentes franceses y pidió que repare “el daño causado” por esa práctica “inaceptable”.
En la sesión de control al Gobierno en la Asamblea Nacional, el primer ministro tachó ese espionaje de “muy grave y anormal entre Estados democráticos aliados”, y consideró que “no es legítimo” proceder a ese tipo de vigilancia “en nombre de los intereses nacionales”. Valls estimó que Washington debe “ir más lejos” que con los compromisos adoptados en 2013, cuando aseguró haber puesto fin a esas prácticas, y abogó por el establecimiento de “un código de buena conducta” en materia del respeto de la soberanía.

