El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, afirmó ayer que el reconocimiento póstumo que concedió a los jesuitas asesinados en 1989 no es “lo único” que su Gobierno planea hacer para reparar a las víctimas de la guerra civil y anunció que “en su momento” pedirá perdón en nombre del Estado.
“Yo lo que he hecho es un primer acto de reparación de las víctimas y de sus familiares”, dijo el mandatario en referencia a la Orden José Matías Delgado en el grado de Gran Cruz Placa de Oro que le concedió a los jesuitas, cinco de ellos españoles y uno salvadoreño, y que fue recibida por sus familiares y compañeros.
Funes señaló a periodistas que el homenaje a los jesuitas, celebrado el pasado 16 de noviembre, cuando se cumplieron 20 años del crimen del que se acusa al Ejército salvadoreño, sirvió para “enviar un mensaje claro”.
Indicó que su Gobierno quiere “reparar moralmente a las víctimas y a los familiares de las víctimas y reconocer el aporte que en vida dieron los jesuitas, pero al mismo tiempo reconocer los errores del Estado salvadoreño”. “En su momento, deberé pedir perdón en nombre del Estado salvadoreño por los abusos cometidos, no solo durante la guerra, sino que los que se pudieron haberse cometido posterior a la guerra, en la época de postguerra y de reconstrucción nacional, donde también ha habido abusos graves a los derechos humanos”, añadió.
El Salvador vivió 12 años de guerra civil entre 1980 y 1992 en la que se enfrentaron el Ejército y la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el partido que llevó al poder a Funes, y causó al menos 75 mil muertos. El arzobispo Oscar Arnulfo Romero fue asesinado en 1980.
