Los británicos se acordaron otra vez de Ronnie Biggs. Y lógicamente del tren postal real, que éste asaltó con su banda en 1963 en el trayecto que va de Glasgow a Londres: se alzaron con 120 sacos de dinero por un valor que hoy alcanzaría los 50 millones de dólares.
El asalto comenzó al atardecer del martes. El director de seguridad de uno de los mayores depósitos de dinero de Europa iba camino de su casa en su coche. Su lugar de trabajo -el depósito de la empresa Securitas en la población de Tonbridge, en el condado de Kent, en el sudeste de Inglaterra- había quedado atrás y le esperaba una tranquila cena con su esposa y su pequeño hijo.
Camino a casa, dos siluetas uniformadas como policías de tráfico lo detuvieron. Segundos después, lo apuntaban con un arma y oyó una voz, que describió como clara, decidida y aterradora, que le dijo: "Tu familia morirá si no haces exactamente lo que queremos".
Poco antes, otros dos supuestos "policías" tocaron el timbre en la casa de Herne Bay. Con cara de tristeza, dijeron: "Lo sentimos mucho, pero su marido tuvo un accidente. Acompáñenos y traiga al niño, porque puede que se demore."
Cuando todo había pasado, se habían llevado hasta 50 millones de libras (73.3 millones de euros u 87 millones de dólares) del Banco de Inglaterra, dijo el detective Paul Gladstone, que dirige las investigaciones.
Dos horas y media después de la medianoche llegaron con el director, su esposa y su hijo como en un thriller de Hollywood, a Securitas. Rápidamente, esposaron a los 15 encargados de seguridad, cargaron los sacos de dinero, repletos de billetes nuevos y viejos de libras con el perfil de la reina Isabel II en un camión blanco.
Ayer jueves la policía no tenía demasiadas pistas. Pero quizá, esperan, pronto aparezcan "delatores". La recompensa de tres millones de euros (3.5 millones de dólares) puede ser "un motivo importante para que nos ayuden".