Las fotografías de Pompilio Sánchez y Libardo Martínez, dos hombres que fueron condenados por violar a niños, se exhiben desde ayer en una valla gigante, de tres metros de alto y 10 de ancho, instalada en una concurrida avenida de la ciudad de Bogotá.
No son los únicos violadores cuyo delito quedó al descubierto ayer en lo que las autoridades bogotanas llaman "el muro de la infamia". En el resto de Bogotá se instalaron ayer otras seis vallas, con rostros y datos de otros abusadores de niños que ya fueron condenados por la Justicia.
El muro de la infamia, que ha sido promovido por el Concejo y el alcalde capitalino, Luis Eduardo Garzón, se instaló a pesar de las 32 tutelas que se introdujeron en su contra y a pesar de la huelga de presos en la cárcel Modelo de Bogotá.
La concejal Gilma Jiménez, una de las principales promotoras de este muro, dijo que es una manera de reparar el daño físico y sicológico que sufren las niños que han sido víctimas de un abuso sexual.
La creación de este espacio para someter al escarnio público a los abusadores está contemplada en la Ley de la Infancia.
Jiménez, que ayer seguía la instalación de algunas de estas vallas que llamaron la atención de los transeúntes, demuestra que "hoy (ayer) los niños son más importantes que cualquier otro ciudadano".
Un estudio de la unidad de delitos sexuales de la Fiscalía, revelado hace meses, estableció que cada día cinco niños son abusados en Bogotá, una ciudad de cerca de nueve millones, donde el 40% de la población es menor de 18 años.
Según las autoridades, el 80% de los abusos son cometidos por familiares o por algún conocido de los menores y el 70% de las agresiones ocurren dentro de las casas.
Jiménez ha dicho que esta es una manera de "romper el silencio".
En los próximos días, se verán al menos dos vallas gigantes en cada una de las 20 localidades de Bogotá. Además, los canales de televisión nacionales transmitirán todos los jueves, por espacio de un minuto, las fotografías de los abusadores.
La medida, que sigue provocando escozor entre algunos pobladores, fue aplaudida por otras ciudades del país que quieren imitar la medida, o incluso llevarla más allá: poner las fotografías de los violadores en otros espacios.
