Brasil investigaba ayer miércoles las causas de un apagón que dejó a decenas de millones de personas sin energía eléctrica durante horas en 18 estados del país y en Paraguay, en un evento que desnudó la debilidad de la matriz energética de la región.
El apagón, el mayor en 10 años en Brasil, se suma a un racionamiento en Ecuador y cortes de energía en Venezuela, en momentos en que las economías de América Latina comienzan a despertarse de la crisis económica mundial que frenó proyectos de inversión para reforzar la generación y modernizar la infraestructura.
En el caso de Brasil, una economía que se ha fortalecido en los últimos años, aún tiene puntos débiles en las áreas de transporte y energía.
El caos se apoderó de las grandes metrópolis de Brasil al producirse el corte de energía cerca de las 22.00 hora local del martes (madrugada del miércoles GMT) y que se extendió por unas seis horas, paralizando servicios de metro y trenes suburbanos.
La interrupción de los semáforos provocó grandes embotellamientos en calles y avenidas, donde los peatones temían aventurarse en la oscuridad, mientras los bomberos acudían al rescate de personas atrapadas en elevadores.
El tráfico de las calles de Sao Paulo se sumió en un caos en medio de la oscuridad. Miles de pasajeros se vieron obligados a salir de los trenes subterráneos detenidos y caminar junto a las vías para regresar a las estaciones y salir a la superficie. Escenas similares se vivieron en Río de Janeiro, un centro turístico famoso por sus playas y el Carnaval, y que será anfitrión de la Copa Mundial de fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos en 2016. “Las líneas de transmisión muy largas de Brasil están muy mal administradas”, dijo el consultor Adiano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura.
“Esto muestra que Brasil está muy vulnerable”.

