Para judíos y musulmanes, Jerusalén tiene un gran significado. Cuenta la historia bíblica que hace poco más de 3 mil años, el rey David la declaró como capital de su reino. En esta ciudad fue construido el Templo judío que se menciona en la Biblia y en el que, de acuerdo con la tradición judía, siempre permanece la presencia divina. El templo fue destruido en dos oportunidades, y una parte de él se observa aún hoy en la ciudad antigua. Es llamado kotel en hebreo, y en el resto del mundo es más conocido como Muro de Lamentos.
Mientras que de acuerdo con la tradición musulmana y lo escrito en el Corán, el profeta Mahoma ascendió a los cielos en el año 632 de esta era desde el lugar donde hoy se encuentra la mezquita de Al Aksa, en Jerusalén. Otras versiones musulmanas dicen que Adán construyó la mezquita al edificar la Caaba en la Meka, el lugar más sagrado para los musulmanes.
En la parte este de Jerusalén están ubicados lugares tan importantes para Israel como la Universidad Hebrea de Jerusalén y los barrios Pisgaat Zeev, Givat Tzarfatit o Ramot. Aunque muchos de ellos ya formaban parte de Israel desde antes de 1967, después de esa fecha, la ciudad fue reunificada y la anexión completada. Mientras los palestinos reclaman estos sitios, para muchos israelíes, el solo mencionar la posibilidad de entregarlos, los llena de malestar.
