El nuevo Gobierno israelí, encabezado por el primer ministro Ehud Olmert, entró ayer en funciones con el juramento de sus ministros que previamente habían recibido el respaldo del Parlamento (Kneset).
"Yo, Ehud Olmert, juro lealtad al Estado de Israel y a sus leyes", pronunció el nuevo primer ministro israelí, al asumir formalmente el cargo que ocupaba de forma interina desde el 4 de enero, cuando su predecesor, Ariel Sharon, sufrió una hemorragia cerebral que le ha dejado en estado de coma.
A continuación, y por orden alfabético, juraron sus cargos uno por uno los 24 ministros que acompañarán a Olmert todos los domingos en la mesa del Ejecutivo, juramentos con los que oficialmente ha entrado en funciones el nuevo Gobierno israelí.
Los nuevos ministros
Shimon Peres se convirtió en viceprimer ministro y ministro de Desarrollo de Neguev y Galilea. La nueva ministra de Relaciones Exteriores es Tzippi Livni, mientras que el Ministerio de Defensa fue asumido por Amir Peretz, el presidente del Partido Laborista.
Como primera mujer, Dalia Itzik, del partido Kadima, fue elegida de forma unánime presidenta de la Knesset.
Quizá el ministro saliente de Defensa, Shaul Mofaz, quien a última hora se sumó a Kadima, es el gran perjudicado en el reparto de carteras, pues asume Transportes y el cargo de tercer viceprimer ministro. Según analistas, estos son los nombramientos de mayor impacto en el gabinete de Olmert.
Minutos antes, en una votación cuyo resultado se conocía de antemano, 65 diputados de los 120 del Parlamento votaron a favor del gobierno propuesto por Olmert, en una coalición que encabeza su partido Kadima y del que forman también parte los partidos Laborista, de los Jubilados y de los ortodoxos Shas.
En contra del nuevo gobierno votaron 49 parlamentarios, en tanto que otros 6 se abstuvieron o se ausentaron.
Entre estos últimos estuvo la diputada de Kadima Marina Solodkin quien, en un desaire al primer ministro, decidió abandonar la sala para no tener que votar a favor de un Ejecutivo del que aspiraba a formar parte.
Fisuras
Y es que la votación ha puesto en evidencia las primeras fisuras en el Kadima, consecuencia del tira y afloja entre los candidatos a ministro que no han conseguido el ansiado nombramiento.
Antes de la votación, en un debate que él mismo clausuró, Olmert respondió a las acusaciones de la derecha nacionalista acerca de que su gobierno, uno de los más grandes, es "el desperdicio económico más grande de la historia de Israel", a decir del líder de la oposición Benjamin Netanyahu.
El jefe del gobierno le respondió que esas son acusaciones falsas, pues a cambio de ampliar la mesa del gobierno, ha cancelado todos los cargos de ministros adjuntos y viceministros que caracterizaron a otros Ejecutivos israelíes.
"Este es el gabinete con menos cargos en los últimos decenios. Tiene 25 (ministros), ni uno más y ni uno menos", sostuvo Olmert.
También recordó el contenido del discurso que dio por la mañana de ayer, y en el que habló de un programa que incluye una retirada de la Cisjordania ocupada a "una frontera defendible", sea negociando o de forma unilateral.
"Debemos conservar una sólida mayoría judía en Israel y abandonar asentamientos, porque muchos de ellos han creado una mezcla de población que pone en peligro el carácter judío del Estado de Israel", afirmó al defender su programa político.
Olmert se comprometió a negociar el repliegue con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás.
Pero aseguró que Israel no negociará con "un gobierno palestino dirigido por terroristas", alusión al primer ministro Ismail Haniya, del movimiento islamista Hamas, que no reconoce la legitimidad del Estado hebreo, ni ha renunciado explícitamente a la violencia.

