Un procurador suizo pidió ayer cadena perpetua para el suizo-guatemalteco Erwin Sperisen, acusado de 10 asesinatos de reos entre 2004 y 2007, cuando era director de la Policía Nacional Civil de Guatemala.
“Pido se lo declare culpable como coautor y autor directo en el caso del asesinato de Tiniguar (José Abraham) y sea condenado a cadena perpetua”, dijo el primer procurador Yves Bertossa en sus conclusiones, ante el Tribunal Criminal de Ginebra.
Siete de los reos murieron en la cárcel de Pavón durante incidentes en 2006, entre ellos el reo Tiniguar. Otros tres murieron en 2005 en la cárcel de El Infiernito.
“Ha sido un crimen de Estado (...) planificado y ejecutado por el Estado”, aseguró. “Hay que darle dignidad a las víctimas... las enviaron al matadero, fueron abatidos mientras pagaban sus deudas con la sociedad”, recalcó Bertossa, dirigiéndose a los siete jueces del tribunal.
“Los tres más altos responsables de la seguridad de Guatemala, Vielmann (Carlos, Ministro del Interior, que espera su juicio en España), Sperisen y su segundo al mando, Javier Figueroa (absuelto en 2013 en Austria), intervinieron en estos crímenes, al frente de escuadrones de la muerte, que operaban sin distintivos y con pasamontañas, y el presidente Óscar Berger estuvo presente en Pavón”, recapituló Bertossa.
“La competencia de este juicio se basa en la nacionalidad suiza de Sperisen y que no hubo pedido de extradición por parte de Guatemala”, dijo Bertossa, quien luego exclamó: “¡Han asesinado las leyes de Guatemala!”.
“Estos hechos han sido originados en la política de ´mano dura´, heredada de la época del conflicto armado en Guatemala que causó 200 mil muertos, la ´limpieza social´ que consiste en eliminar a los que molestan, a los inútiles. Todos fueron ejecutados, no hubo resistencia”, resumió Bertossa al referirse a las pruebas aportadas por los testigos que declararon durante la instrucción y en la vista oral.
“No hay indicios de que hubiera enfrentamientos... fueron ejecutados a quemarropa... Los desnudaron, les tiraron a no más de 60 centímetros, después los vistieron, les pusieron granadas en las manos y disimularon las escenas de los crímenes”, concluyó el procurador.

