El discurso sobre Irak del presidente George W. Bush ha recibido un aluvión de críticas demócratas por sus constantes alusiones a los atentados del 11-S y su negativa a enviar más tropas, mientras la Casa Blanca sigue defendiendo su estrategia.
En una serie de comparecencias televisivas ayer miércoles, varios legisladores demócratas acusaron a Bush y a la Casa Blanca de aprovecharse de los atentados del 11 de septiembre de 2001 para justificar la guerra de Irak.
En su discurso a la nación de la noche del martes, el presidente mencionó en media docena de ocasiones directamente los atentados, y aludió a ellos de manera indirecta varias veces más para argumentar que la manera de evitar que esos ataques se repitan es continuar la guerra en el país árabe.
Esas afirmaciones han causado la ira de la oposición demócrata, que recuerda que la razón esgrimida por la Casa Blanca para ir a la guerra hace dos años fue la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak.
La comisión encargada de investigar los atentados del 11-S concluyó que no existían indicios de una colaboración entre el régimen iraquí de Sadam Husein y la red terrorista Al Qaeda.
La líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó que "las frecuentes referencias del presidente a los ataques terroristas del 11-S demuestran la debilidad de sus argumentos".

