Graham Ori
En asuntos de cultura, México es latinoamericano. En asuntos de dinero, es estadounidense. Aunque la mayoría de los mexicanos rara vez lo dicen en público, una de las grandes fuerzas de esta nación es el status privilegiado de comercio que tiene con Estados Unidos. La economía de Estados Unidos desempeña un gran papel en cuanto a impulsar el mercado laboral en México, y los sueños de progreso despiertan con el zumbido incesante de la maquinaria de las fábricas.
De forma que, cuando el presidente Vicente Fox visitó América del Sur este mes, con el objetivo de aumentar los vínculos comerciales de su país con Brasil y Argentina, algunos mexicanos desaprobaron esta acción, temiendo que México se hiciera más vulnerable a contraer la enfermedad económica que afecta a sus vecinos del sur.
Financieramente no deseamos mezclarnos en la misma categoría que América del Sur, dice Juan Pardiñas, investigador en Cidac, grupo de investigación de libre mercado en la ciudad de México. Fox está alterando la distinción que existe en la mente de los gerentes financieros que ven a México como una economía separada de América del Sur.
Mientras Fox recorría la región, firmando tratados comerciales limitados y prometiendo integrar a México en una organización hemisférica de libre comercio para 2006, caminó por una línea muy delgada, presentando el viaje como una forma de que México muestre solidaridad con sus vecinos latinoamericanos en problemas, al tiempo que se abstenía de sugerir que México estaba uniendo su destino al de ellos.
Aunque el producto interno bruto mexicano descendió 2% en el primer trimestre del año, Fox dijo el jueves que la economía probablemente creció más de 2% en el segundo trimestre.
La diferencia entre cultura y economía es crucial para México. Y el país ha estado cultivando esta distinción desde hace una década, en realidad desde que el Gobierno empezó a alejarse de América Latina y a desplazarse hacia el paraguas protector del Tratado Norteamericano de Libre Comercio (o NAFTA, en sus siglas en inglés), que ofrece a México un grado de estabilidad que no se encuentra en otras economías de América Latina.
Los beneficios de la sociedad con Estados Unidos y Canadá han sido enormes. El año pasado, los 254 mil millones de dólares en comercio con Estados Unidos abarcaron 78% del total de México, mientras que los 7 mil 300 millones de dólares en comercio con Canadá fueron responsables por un 2% adicional. Miles de millones de dólares en inversiones extranjeras han sido vertidos en México. Y una gran parte de la estabilidad económica de México el peso es una de las monedas más fuertes del mundo es resultado de estar anclado al NAFTA.
Pese a estos beneficios económicos, México sigue sintiendo una fuerte conexión cultural con el resto de América Latina. Cuando Fox, un ex ejecutivo de la Coca-Cola que en su patria es criticado por ser demasiado proestadounidense, dijo la semana pasada que ahora más que nunca, deseamos estar más cerca de Argentina, sus colaboradores dijeron que estaba enviando un mensaje de solidaridad a un país que el mundo financiero ve como un contagio listo para infectar. No obstante, algunos analistas, entre ellos Pardiñas, no se mostraron satisfechos.
Fox podría asustar a los inversionistas y elevar la percepción de que México pertenece una vez más a América Latina, dijo Pardiñas.
Como muchas naciones en desarrollo, México depende en gran parte de las inversiones extranjeras para alimentar su economía. Que este dinero siga llegando o deje de fluir depende en gran parte de cómo perciban los inversionistas a la economía del país. Un México firmemente vinculado al tratado de libre comercio trilateral de Norteamérica parece ser un lugar seguro para invertir. Un México que se desplaza gradualmente hacia el resto de América Latina parece ser lo menos.
Algunos analistas dicen que el comercio de México con América del Sur es tan diminuto que nada que Fox diga hará mucho ruido en los mercados. El balance comercial de México con Sudamérica es sorprendentemente pequeño. Brasil representa menos de 1% del comercio exterior de México. Todo el bloque comercial del Mercosur Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay representa sólo 3%.
El Gobierno de México ha estado firmando acuerdos de libre comercio con muchos países con la intención de reducir su gran dependencia de Estados Unidos. Buena parte de lo que el presidente Fox anunció en su viaje probablemente incrementará el comercio exterior de México con América del Sur, pero sólo ligeramente.
Los analistas han pronosticado que un acuerdo comercial con Brasil para eliminar cerca de 800 aranceles sobre productos agrícolas e industriales aumentará el comercio bilateral en unos 4 mil millones de dólares, de 2 mil 700 millones de dólares que son actualmente.
Fox también aumentó el número de vehículos automotrices que Argentina puede exportar libre de aranceles a México, hasta llegar a 50 mil unidades, de 19 mil que eran. Los 500 millones de dólares que esto seguramente aportará a Argentina es una suma pequeña, en comparación con la suspensión de pagos sobre su deuda exterior de 141 mil millones de dólares y la devaluación de 70% en el valor de su moneda.
La promesa de Fox de integrar a México a una organización hemisférica de libre comercio con toda América Latina para el año 2006 era algo que Brasil y Argentina deseaban escuchar, pero si tal integración efectivamente va a ocurrir, dependerá en gran parte de lo que opine Estados Unidos acerca de esa idea.
De forma que la pregunta es: ¿para qué se molestó en viajar Fox a América del Sur?
El viaje tuvo como misión calmar los ánimos de nuestros amigos de América Latina, quienes piensan que los amigos naturales de México deben sus vecinos latinoamericanos, dice Jorge Eshiavon, catedrático de relaciones internacionales en CIDE, una Universidad en la ciudad de México. México tiene que estar apaciguando continuamente los resentimientos de esos vecinos, quienes en ocasiones sienten que México los ha abandonado, dijo.
Un colaborador cercano a Fox dijo que los anuncios acerca de pactos comerciales no tenían como motivación su fuerza económica, sino eran sólo para reforzar la posición de Fox en las encuestas en su patria, donde el Congreso lo ha calificado como demasiado amistoso con los intereses de Estados Unidos. Su Gabinete espera que la demostración de solidaridad de Fox con el resto de América Latina le dará algunos puntos en las encuestas y quizás un alivio en las presiones del Congreso, que se ha opuesto continuamente a Fox en casi todas sus iniciativas, entre ellas las reformas sobre energía y fiscal.
Es aún demasiado pronto para ver si efectivamente las encuestas se han movido, pero, en el intervalo, México seguirá teniendo un doble estándar, dijo Eshiavon. Nuestros bolsillos están con Estados Unidos, y nuestro corazón todavía con América Latina.
