Trescientos mil libaneses se despidieron ayer miércoles del periodista y legislador opositor a Siria, Gebran Tueni, convirtiendo su funeral en un flujo de rabia contra Damasco, al que acusan por su asesinato.
La muerte de Tueni el lunes, el tercer asesinato político desde el homicidio del ex primer ministro Rafik al Hariri en febrero, provocó serias tensiones políticas en el Líbano, llevando al Gobierno al borde del colapso. En escenas que recordaron las protestas masivas que recorrieron Beirut después del asesinato de Hariri y forzaron a Damasco a poner fin a una presencia militar de 29 años en el Líbano, multitudes denunciaron a Siria y demandaron que su aliado, el presidente Emile Lahoud, se haga a un lado.
"Queremos tu cabeza, Bashar", coreó la multitud en referencia al presidente sirio Bashar al Assad.
Tueni, de 48 años, fue uno de los más feroces críticos de Damasco y publicó editoriales opuestos a Siria en la portada de su periódico an Nahar. Muchos políticos libaneses han culpado a Siria por su asesinato, pese a que Damasco negó rápidamente haber estado involucrado en el incidente.

