ROTTERDAM, Holanda (EFE). Miles de personas procedentes de toda Holanda despidieron ayer jueves al político populista de derecha Pim Fortuyn, asesinado el pasado lunes, en la capilla ardiente instalada en la catedral católica de Rotterdam.
Fortuyn recibió seis disparos cuando salía de una emisora de radio en la ciudad de Hilversum, donde había concedido una entrevista como líder de su formación, la LPF, para las próximas elecciones generales del 15 de mayo.
Largas colas de espera de hasta cinco horas se formaron con los miles de personas que acudieron a rendirle un último tributo en un espontáneo homenaje que no se había visto en Holanda desde el fallecimiento de la reina Guillermina, en 1962.
En el interior del templo, los restos mortales de Fortuyn, con una rosa sobre el pecho, descansaban en un ataúd blanco rodeado por un número creciente de ramos de flores.
La afluencia de gente era tan grande a primera hora de la tarde de ayer que las puertas de la Catedral se abrieron media hora antes del horario previsto para descongestionar la zona.
El cuerpo permanecerá en Rotterdam hasta hoy viernes, cuando será enterrado.
