Una corte tradicional ruandesa sentenció a una monja católica a 30 años de prisión por ayudar a milicianos a matar a cientos de tutsis que se escondían en un hospital durante el genocidio del país en 1994.
La corte tradicional "gacaca" sentenció a Theophister Mukakibibi por colaborar con milicianos hutu para matar a tutsis que se escondían en el hospital de Butare, en donde ella trabajaba. También se la acusó de arrojar un bebé a una letrina.
"Ella seleccionaba a los tutsis (y) los arrojaba fuera del hospital para que los milicianos los mataran. Ni siquiera le importaban las madres embarazadas", señaló Jean Baptiste Ndahumba, presidente de la corte local "gacaca" en la ciudad de Butare.
Concentrándose en la confesión y el perdón, las cortes tradicionales "gacaca" se han usado en Ruanda para facilitar el trabajo atrasado de casos de genocidio.
Según las "gacaca", a aquellos que confiesan y se declaran culpables antes de una fecha determinada se les reduce la sentencia. Los condenados a prisión deben cumplir su pena en una cárcel ruandesa.
Mukakibibi es la primera monja sentenciada por una corte ruandesa por su rol en el genocidio. En el 2001 una corte belga condenó a dos monjas católicas por contribuir con el asesinato masivo.
Más de 20 testigos declararon contra Mukakibibi durante el juicio, que duró más de un año. "Acostumbraba a mantener reuniones con los milicianos", dijo Ndahumba.
