Un funcionario de inteligencia libio que fue el único sentenciado por el atentado de 1988 de Lockerbie, murió ayer domingo, casi tres años después de que fue liberado de una prisión escocesa a pesar de la indignación de los familiares de las 270 víctimas del ataque.
Abdel Baset al Megrahi tenía 60 años.
Escocia liberó a al Megrahi el 20 de agosto de 2009 para permitirle regresar a su casa a morir después de que se le diagnosticó cáncer terminal.
En ese tiempo, los médicos dijeron que solamente le quedaban tres meses de vida.
El enojo por su liberación se agudizó cuando le dieron bienvenida de héroe al llegar a Libia y por subsecuentes suposiciones de que Londres había buscado liberarlo para mantener sus intereses económicos en la nación norafricana rica en petróleo, algo que han negado los gobiernos británico y escocés.
Después de su liberación, mantuvo un estricto silencio, viviendo en la villa familiar rodeada por altas murallas en un vecindario acaudalado en Trípoli. La mayor parte del tiempo estaba en cama o daba algunos pasos con un bastón. Las autoridades libias lo aislaron del público.
Su hijo Khaled al Megrahi confirmó su fallecimiento en entrevista telefónica, pero colgó antes de dar más detalles.
Hasta el final, al Megrahi insistió en que él no tuvo nada que ver con el atentado donde murieron 270 personas, 189 de nacionalidad estadounidense.
“Soy un hombre inocente”, dijo en su última entrevista, publicada por un diario británico en diciembre de 2011. “Estoy a punto de morir y ahora pido estar en paz con mi familia”.
Familiares de las víctimas se congratularon por la muerte de Al Megrahi. “Merecía morir”, señaló a CNN Susan Cohen, que perdió a su hija Theodora en la tragedia. “Fue el autor de una matanza. No tengo ninguna lástima por él. Ha muerto con su familia acompañándole. Mi hija de 20 años murió en circunstancias brutales y horribles”, añadió.
El derrocamiento y muerte del líder libio Muammar al Gaddafi hasta ahora no ha ayudado a disipar los misterios que rodean al atentado en el que un avión de Pan Am explotó en el aire, que las autoridades en Estados Unidos y Gran Bretaña atribuyen a la inteligencia libia.
