MOSCU, Rusia (EFE). Las autoridades rusas anunciaron ayer, domingo, la muerte en prisión de Salmán Radúyev, el más relevante jefe guerrillero chechén que fue capturado con vida por los servicios secretos rusos y que cumplía una condena a cadena perpetua.
El viceministro ruso de Justicia, Yuri Kalinin, informó de que Radúyev murió el sábado en el hospital de la prisión de Solikamsk, en los Urales, y que el deceso se produjo como consecuencia de hemorragias internas y externas, según la autopsia.
Aunque las hemorragias registradas, incluso en un ojo, pueden indicar que Radúyev antes de morir había recibido palizas, Kalinin afirmó que fue una muerte natural tras recibir atención médica durante 10 días, y el cadáver no presenta signos de violencia. Un oficial del Departamento Penitenciario dijo a Interfax que la muerte fue consecuencia de una inflamación de vasos sanguíneos, posible consecuencia de una vacunación, de medicamentos que había tomado, de una intoxicación alimentaria o de una hipotermia.
Borís Kaliáguin, portavoz del ministerio de Justicia, opinó a su vez que Radúyev calculó mal sus fuerzas al guardar ayuno durante el reciente mes sagrado de los musulmanes, el Ramadán y dijo que antes había sufrido una intoxicación por ingerir dulces turcos.
Admito que, con motivo de la muerte de Radúyev, pueden aparecer diversas especulaciones, pero no tienen ningún fundamento pues nadie lo ha tocado, señaló el viceministro Kalinin.
Radúyev, yerno del primer separatista chechén, Dyojar Dudáyev, dirigió en enero de 1996 una incursión armada de un comando chechén en territorio de Daguestán, república rusa del Cáucaso vecina de Chechenia, donde capturaron a más de 3 mil rehenes.
Tras asaltar la ciudad daguestaní de Kizliar, el comando de Radúyev se replegó hacia la aldea Pervomaiskoye, en la frontera con Chechenia, donde resistió durante varios días y, más tarde, huyó hacia la región rebelde con un grupo de rehenes, después liberados. En total, 78 personas murieron y varios centenares resultaron heridas en aquella incursión, que escandalizó a la sociedad rusa por la descoordinación e incompetencia de las fuerzas federales para detener a los terroristas y liberar a los rehenes.

