Una mujer kurda dijo ayer en el juicio por genocidio contra Saddam Hussein que sufrió quemaduras horribles cuando un avión bombardeó con armas químicas su poblado, ubicado en las montañas.
"Perdí la vista. Mis hijos perdieron la vista. Mi casa fue destruida", dijo Adiba Owla Bayez, maldiciendo al ex presidente iraquí y a los otros seis acusados en el tercer día del juicio.
La mujer de 45 años, madre de cinco hijos, describió una noche de la primavera de 1987 recordando que un avión arrojó bombas detrás de su casa y que ella inmediatamente notó una diferencia con respecto a ataques previos. "Sentimos un olor peculiar. A manzana podrida. Mi hija Nargis dijo que tenía un dolor en el estómago y en los ojos. Estaba vomitando. Todos mis hijos vomitaban", agregó Bayez. El testimonio se asemejaba a los recuerdos de otros testigos de los acontecimientos del 16 de abril de 1987, casi un año antes del lanzamiento formal de la campaña de Anfal en el valle de Balisan, al norte de Sulaimaniya.
Bayez, esposa del primer testigo del juicio, Ali Mustafa Hama, indicó que tras el ataque sufrió dos abortos y que perdió a un hijo de tres meses. Saddam y su primo, Ali Hassan al-Majid, están acusados de genocidio por la operación que duró siete meses. Majid se ganó el apodo de "Ali el Químico" tras los ataques con gas venenoso en el norte del país.
Los otros acusados, quienes argumentan que los ataques eran operaciones militares legítimas contra los kurdos iraquíes que peleaban contra el régimen de Bagdad, están acusados de crímenes de guerra. Ambos cargos conllevan la pena máxima: la horca.
