Harold Pinter entretuvo, desafió y perturbó durante décadas a un público que hoy le dice adiós al conocerse su muerte a los 78 años.
Cuando Pinter, distinguido en 2005 con el Nobel de Literatura, cumplió 70 años, se habló de él como “the angry old man” (el anciano enfadado). Su carácter fuerte y decidido fue una de las señas de identidad de uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX.
A nivel artístico, en los últimos años fue aumentando el silencio en torno al escritor, aquejado de un cáncer de laringe desde hacía seis años.
Pero el espíritu de lucha siguió intacto en el autor liberal de izquierda, director de teatro y actor: una y otra vez atacó de forma vehemente la política de Irak del presidente estadounidense George W. Bush y del primer ministro británico Tony Blair.

