La ONU confirmó ayer que muchos niños que huyeron con sus familias de la guerra en Siria y ahora son refugiados en algún país vecino están viviendo diversas situaciones de explotación, como trabajo, reclutamiento o matrimonios forzados.
“El trabajo infantil y los matrimonios forzados eran inusuales en Siria, pero las difíciles condiciones de los refugiados están exacerbando estas situaciones”, dijo ayer en Ginebra la portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Melissa Fleming.
Acnur afronta su más grande desafío humanitario a nivel mundial con los 1.9 millón de refugiados sirios que están repartidos entre Turquía, Líbano, Jordania e Irak, principalmente.
Refiriéndose a las conclusiones de una reciente evaluación de este organismo de la ONU sobre su propio trabajo en esta crisis, Fleming señaló que se ha constatado que en ciertos casos los niños refugiados tienen que trabajar para sacar adelante a sus familias, no van a la escuela, y otros “están retornando a Siria para participar (como combatientes) en el conflicto”. También han surgido casos de chicas “que están siendo casadas a edades muy tempranas”, agregó la portavoz. “Todas estas son preocupaciones que tenemos y están citadas en el informe, que subraya que se requieren medidas para sacar a los niños de esas situaciones de vulnerabilidad. La gente está simplemente desesperada y empobrecida “, agregó.
Según la evaluación del organismo –distribuida entre donantes y organizaciones no gubernamentales–, en el campamento de Zaatari (Jordania), donde viven 130 mil refugiados sirios, están operando verdaderas redes de crimen organizado.
Se describe que, en ciertos aspectos, en este recinto de refugiados impera la anarquía y que sus escasos recursos son constantemente robados y destruidos.
