Ruth Bennett murió abrazando al último niño que quedaba en su guardería, luego de que un tornado arrancara el edificio desde sus cimientos.
El bombero que encontró el cadáver le quitó suavemente al pequeño de sus brazos. “Hace que uno haga una pausa”, dijo su vecino, Kenneth Billingsley, quien atestiguó la escena en lo que quedaba de la Guardería Infantil de Ruth en ese poblado maderero de 6 mil 600 habitantes. “Hace que uno le preste atención a la vida”, agregó.
Bennett, de 53 años, fue una de las 35 personas que han perdido la vida tras una oleada de tornados que pulverizó viviendas y comercios en seis estados del centro-norte y sur de Estados Unidos (EU) desde el domingo.
Hasta ahora se desconoce qué pasó con el niño.
A medida que rescatistas en Mississippi y Alabama pasaban de la búsqueda y el rescate a la limpieza, el sur del país se preparaba ayer para una tercera ronda de clima potencialmente letal.
Y es que los tornados suelen golpear ya avanzada la tarde y en la noche.
Una de las zonas más afectadas en la oleada de tornados del lunes por la noche fue Tupelo, Mississippi, donde una gasolinera parecía haber sido pisoteada por un gigante.
Ayer, el ruido de las motosierras cortaba el silencio de una mañana brumosa en Tupelo. Enormes robles, derribados como si fueran juguetes, bloqueaban los caminos y los vecinos se ayudaban mutuamente a cortar las ramas.
“En estos momentos, esto ni siquiera se ve como un lugar con el que yo esté familiarizado”, dijo Pam Montgomery, que caminaba con su perro en el vecindario. “Uno ve hacia algunas de la calles y ni siquiera parece que hay una calle”, precisó.
De acuerdo con el conteo preliminar del Gobierno, 11 tornados –incluido uno en el que murieron 15 personas en Arkansas– azotaron el domingo la sección media de la nación, y cuando menos 25 asolaron la región sur durante lunes, informó el Centro Nacional de Pronóstico de Tormentas del Servicio Nacional de Meteorología.