Decenas de miles de activistas de oposición en Tailandia prometieron, el viernes, presionar con protestas contra el Gobierno en una nueva arremetida que busca ganar terreno sobre la políticamente poderosa clase media de Bangkok.
Los manifestantes permanecían, este viernes, en su base en el corazón histórico de Bangkok, bailando música folclórica, escuchando encendidos discursos contra la intervención de los militares en la política y planeando una marcha para hoy, sábado.
Los inversionistas, sin embargo, parecen convencidos de que la oposición no representa una amenaza para el primer ministro Abhisit Vejjajiva, respaldado por la mayoría en el Parlamento, y han apostado 35 mil 300 millones de baht (mil 90 millones de dólares) en el mercado bursátil tailandés en el último mes.
Los manifestantes “camisas rojas” planean animar en su protesta en la ciudad a unos 15 millones de personas en motocicletas y automóviles este sábado. “Queremos ganarnos el corazón de la gente de Bangkok”, dijo Nattawut Saikua, uno de los líderes de la manifestación, a Reuters.
“Les hemos demostrado que somos genuinos y no violentos. Queremos que nos ayuden a derrocar a este Gobierno hipócrita”, añadió.
Analistas creen que lograrlo será difícil. “No hay opción hasta ahora de que la protesta gane un apoyo masivo para deponer al gobierno de Abhisit”, dijo el analista de Citigroup Suchart Techaposai en un informe.
Eso es, precisamente, lo que los manifestantes esperan modificar. Los partidarios, principalmente, rurales del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que fue derrocado en un golpe de Estado y luego condenado por corrupción, están buscando sumar a su batalla a la clase media de Bangkok, civiles, soldados y policías contra la elite gobernante.
Su objetivo es diversificar su base de apoyo y fortalecer su legitimidad.
Aunque pocos esperan que las manifestaciones derroquen al Gobierno, una protesta prolongada podría minar el liderazgo de un primer ministro que no ocupa su despacho.
