Veinte años después de la caída del muro de Berlín, los palestinos han lanzado la campaña “Unidos Contra el Apartheid” con la esperanza de que la barrera que construye Israel en la Cisjordania ocupada sea la próxima en caer.
“El mundo no puede aceptar en el siglo XXI que Israel construya un muro del apartheid tres veces más grande que el de Berlín y dos veces más alto”, dijo a Efe Yamal Yuma, de la ONG “Contra el Muro”.
Esta organización celebrará múltiples actos a lo largo de esta semana para recordar al mundo que el territorio de Cisjordania está marcado por una cicatriz de hierro, alambre y hormigón que divide y fragmenta las tierras palestinas, separando a sus habitantes y, en algunos casos, impidiéndoles el paso a sus cultivos.
Los actos se iniciaron el viernes, cuando un grupo de activistas colocó una barrera de poliestireno en la localidad de Bilín, escenario de protestas semanales contra el muro, en la que se leía: “Berlín, 1989. ¿Palestina?”.
El próximo jueves, activistas locales e internacionales echarán abajo una pequeña réplica del muro alemán en el pueblo de Al Masara (cerca de Belén) y harán un llamamiento a la comunidad internacional para que abrace la campaña.
Hasta ahora y según datos de la ONU, Israel ha completado algo más de 400 de los 710 kilómetros previstos de la divisoria, de los que 85% estará construido dentro del territorio cisjordano y solo 15% transcurrirá por la Línea Verde, la frontera imaginaria aceptada internacionalmente tras la primera guerra árabe-israelí de 1948-49.
Israel empezó en 2002, durante la segunda Intifada, a levantar lo que denomina “la valla de seguridad”, que en la mayor parte de su trazado es una alambrada pero que, a su paso por los núcleos urbanos, se convierte en un muro de hormigón de ocho metros de altura.
El Ejército israelí considera que esta es imprescindible para garantizar la seguridad e impedir la entrada en su territorio de terroristas palestinos y argumenta que desde que existe, el número de atentados en su territorio ha disminuido drásticamente.

