Los paramilitares construyeron hornos para incinerar los cadáveres de sus víctimas, mientras las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) usan actualmente personas con trastornos mentales para transportar e instalar explosivos, denunciaron ayer un ex combatiente y un oficial.
Jorge Iván Laverde Zapata, alias El Iguano, ex jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitares) en el departamento de Norte de Santander (noreste), dijo que sus hombres incineraron a sus víctimas en hornos construidos especialmente para ello, según versiones periodísticas conocidas ayer.
Los paramilitares construyeron en 2001 un primer horno en Juan Frío, un paraje rural del municipio de Villa del Rosario, en el cual incineraron 28 cuerpos, confesó el ex comandante del llamado bloque Fronteras de las AUC, en una versión dentro del proceso de Justicia y Paz, que sirve de marco legal para la desmovilización paramilitar.
El Iguano admitió que las víctimas fueron incineradas en ese lugar, a unos 800 kilómetros al nordeste de Bogotá, para evitar riesgos y desaparecer evidencias.
En 2003 fue construido otro horno en la misma región y con fines similares, reveló igualmente el ex jefe paramilitar.
En ambos hornos habrían sido incineradas unas 100 víctimas, a las que acusaron de pertenecer a grupos de guerrilla, como también de ser presuntos extorsionistas y violadores, relató El Iguano.
Por otra parte, el coronel Marcos Evangelista Pinto, comandante de un batallón del Ejército en el departamento de Huila (sur), reveló a emisoras locales que el frente 37 de las FARC, al mando de Pablo, recluta indigentes y drogadictos para utilizarlos en la siembra de explosivos en esa región colombiana.
El oficial indicó que un hombre detenido en Huila como presunto miembro de las FARC y que transportaba explosivos y una mina antipersona sufre de trastornos mentales.
PATRULLA FRONTERIZA
En tanto, el general Fabián Narváez, del Ejército de Ecuador, ratificó ayer que Ecuador tiene un estricto control en la frontera común con Colombia con el refuerzo de patrullas que evita que fuerzas irregulares establezcan campamentos y desarrollen actividades vinculadas al terrorismo y narcotráfico.
El militar admitió que en una frontera tan porosa, de 700 kilómetros, es posible que los irregulares hayan utilizado el territorio de manera temporal.
“Cada vez los irregulares tienen menos tiempo para establecer un campamento por el poder de nuestro ejército”, puntualizó. El general Narváez tiene su área de acción en la Amazonia.
