"Deseé muchas veces que se produjera un rescate, un operativo militar y morir". La frase anterior es de Luis Eladio Pérez, y está recogida en su testimonio Siete años de secuestro por las FARC, que este jueves se lanzó en Bogotá.
Durante el lanzamiento, Pérez no evitó las lágrimas de felicidad por haber recuperado la libertad tras seis años, ocho meses, diecisiete días y nueve horas en poder de la guerrilla más antigua del continente.
Y en el testimonio que le dio al periodista Darío Arizmendi, y que se hizo libro, el ex senador confiesa que nunca pensó que lo secuestrarían, porque como ex gobernador de Nariño, departamento fronterizo con Ecuador, y como político siempre había tenido buenas relaciones, entre comillas, con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El testimonio de Pérez es una catarsis de lo que vivió en cautiverio. El ex senador refiere que los dos primeros años los pasó en soledad. En ese tiempo hablaba con los árboles. Permanecía tanto en silencio que llegó a creer que perdería la movilidad en los músculos de la cara, entonces le pedía prestado un espejo a alguna guerrillera para hacer ejercicios faciales.
El político refiere que fue muy dura la convivencia con otros secuestrados. Que los policías y los militares le tenían mala voluntad a los rehenes civiles porque alguna vez la guerrilla les prometió que empezarían a soltar uniformados cuando apresaran políticos, pero que eso nunca sucedió.
En su libro, este ex senador que fue liberado junto a otros tres políticos el pasado 27 de febrero, explica la importancia que para los secuestrados tienen los mensajes que envían los familiares a través de la radio.
"Son el cordón umbilical", insiste. A través de ellos, se enteró que sus hijos dejaron la universidad por problemas económicos. Luego supo que Sergio se casaría, y a través de ese medio también se enteró de que sería abuelo, y más tarde, le llegó por las mismas ondas hertzianas que recibía en su "radiecito" Sony, que sería liberado.
La amistad con la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt es por supuesto un capítulo vital en el testimonio de Pérez. El día más inolvidable para él, fue el cuatro de febrero. No solo porque empezó su marcha hacia la libertad, sino también porque fue la última vez que vio a Betancourt, de quien lo habían separado unos meses antes.
Pérez ahora está haciendo gestiones para lograr la libertad del resto de secuestrados.

